Por: Germán Caicedo Mora
No es novedad que el país entre por una reforma a la Policía, en ese sentido se recuerdan las reformas de los años 1993, 2003 y 2021; cada reforma con la finalidad de enfrentar problemáticas específicas del funcionamiento institucional para encausar la misión con las aspiraciones de la sociedad.
Las entidades estatales generalmente se alejan de su misión por múltiples factores; por ejemplo, bajo el supuesto, que son las personas quienes las integran, estas por diversas razones pueden fallar, no son diligentes, comprometidas y responsables para hacer realidad los valores misionales en interacción con la sociedad. En ese orden, en aquellos años, la Misión se cuestionó y el descontento ciudadano aumentó por el uso desmido de la fuerza, las infiltraciones y la violación de los Derechos Humanos.
Las reformas efectivamente se ejecutaron; esto, significó escalar en la solución. Ahora, vuelven al periodo 2022-2026, como antecedentes para coadyuvar a comprender y enriquecer la Misión, ojalá para superar las contradicciones que vive el país y se fortalezca la Seguridad Humana. será una tarea importante, donde todas las preguntas son válidas, desde ¿Qué tipo de reforma se requiere? Y ¿por qué es pertinente?
Con ese propósito para la nueva reforma se hacen puntuales observaciones. El presidente Petro, en la ceremonia de trasmisión de mando de la Policía Nacional, reiteró la Misión que debe cumplir la policía en correspondencia con los objetivos de su gobierno. Invocó la Constitución Política que define la policía como un cuerpo armado de naturaleza civil para la defensa de los Derechos Humanos y libertades de todos los ciudadanos, especialmente de los más frágiles los pobres y la mujer.
Entonces, la Constitución será la base para el policía integral que se apropie del servicio público sin discriminación, cumpliendo la ley para prevenir y perseguir el delito. Así, Los ciudadanos tendrán la certeza que de la mano del policía sus vidas y dignidad estarán plenamente custodiadas.
Tal orientación misional, implica direccionar el concepto de Seguridad y brindar las competencias plenas para la formación humana y profesional. Para ello, destacó tres puntos 1. Garantizar la igualdad de género y de oportunidades 2. Cerrar las diferencias entre patrulleros y oficiales, implementar la carrera por méritos y 3. promover la educación permanente e integral.
En conclusión, el presidente, concretó avanzar por la Seguridad Humana con enfoque civil. Lo cual representa un buen reto porque lleva a evocar a aquel Ser Humano que brinda confianza y tranquilidad; por esa razón, para muchos ciudadanos, cuando niños, su mayor deseo fue ser policía, incluso, hoy niñas y niños expresan ese sentimiento. En definitiva, se pretende fortalecer un activo público con la renovación necesaria y permanente para el progreso y el bienestar.
Mientras tanto, la ciudadanía mantiene las expectativas tangibles, porque siempre ha buscado superar las difíciles tensiones de la inseguridad y, el gobierno reconoce su responsabilidad estratégica para garantizar el derecho de la Seguridad Humana y ahondar en la igualdad humana integral. No hay duda que justicia y seguridad son esenciales.

