Quienes amamos el fútbol sentimos ayer mucho dolor ante la noticia de la muerte del exfutbolista alemán Franz Beckenbauer, una verdadera leyenda, al lado del brasileño Pelé y del argentino Diego Armando Maradona.
Como antiguo cronista deportivo, fui un fiel admirador de “El Káiser” como se le conocía e igualmente siempre sostuve la teoría de que si Beckenbauer hubiera jugado en la época actual donde a diario la televisión llega a miles de millones de personas los partidos de las ligas más importantes del mundo, la fama del alemán habría sido doble o triple, puesto que lo cierto es que Franz era un superdotado, quien traslado el glamour y la más excelsa elegancia a las canchas, con un juego exquisito que llenaba la retina de los espectadores.
Por eso comparto la opinión de quienes afirman que cuando salía a las canchas, Beckenbauer no debía lucir el uniforme de la Selección Alemana ni del Bayer Múnich que fue el equipo de su vida, sino vestir un rutilante traje de frac, acorde con su maravillosa elegancia a la hora de manejar el balón.
Nacido en Múnich en 1945, Franz murió a los 78 años de edad, el pasado domingo, pero la noticia solo se conoció a nivel mundial ayer lunes siendo lo que siempre fue una deslumbrante estrella del fútbol que dejó este mundo como Presidente Honorario de su Bayer Múnich del alma.
Se nos fue entonces una leyenda del fútbol mundial, considerado el mejor jugador alemán de toda la historia, campeón mundial con Alemania en 1974 y también como director técnico de los germanos en 1990 en el Mundial de Italia, quedando para el recuerdo que, en su camino hacia el título, el único partido que no pudieron ganar los alemanes, fue contra Colombia, que en los últimos segundos del partido empató 1-1 con ese inolvidable gol de Freddy Rincón.
Emociona saber que además de ser un futbolista excepcional, Franz Beckenbauer se distinguió por ser una excelente persona que se ganaba el cariño de todas las personas que estaban a su alrededor.
Seguramente ya en las canchas celestiales, Franz se habrá encontrado con el Rey Pelé y Diego Armando Maradona, otros dos superdotados del fútbol que hicieron del fútbol, un deporte lleno de magía y fantasía que perdurará por siempre, puesto que los recuerdos nunca mueren.