El departamento de Nariño al ser un territorio fronterizo se ha convertido en un lugar de paso y permanencia para los miles de venezolanos que han tenido que abandonar su territorio y llegar a otros como migrantes y refugiados. En ellos han tenido que enfrentar una serie de barreras, en Nariño, el reclutamiento forzado, la trata de personas, el acceso a educación, trabajo y salud han sido las principales.
El jefe de la Suboficial Suroccidente de la Agencia de la ONU para los Refugiados, Acnur Colombia, Sander Van Niekerk, frente a esta situación indicó, “basándonos en cifras de Migración Colombia en el último corte a enero de 2023 hablan de una presencia de 104 mil migrantes venezolanos y venezolanas en el departamento, destacando que esta es una cifra acumulativa de personas que están en tránsito y con vocación de permanencia”.
En este ultima característica que son las personas que ya han decidido quedarse en el territorio Nariñense las cifras se acercan a las 20.000 mil personas que cuentan con el Permiso de Protección Temporal; de esa cifra el 36% están en Pasto, 25% en Ipiales y 11% en Tumaco.
Grandes riesgos
“En Pasto, en Ipiales hay unos obstáculos legales y físicos aún para que esta población pueda acceder a sus derechos; hay muchas necesidades básicas insatisfechas, incluyendo temas de alimentación, vivienda y vestido y particularmente para las personas que no accedieron a Estatuto Temporal de Protección hay una falta de acceso a servicios financieros, educación, salud, etc.”
Teniendo en cuenta que las dinámicas en el departamento son tan diferentes, en la costa de Nariño y la cordillera tiene unos riesgos específicos, estos son el conflicto armado, el desplazamiento forzado, la restricción en la movilidad, la trata de personas, la explotación sexual, el reclutamiento de niños y niñas y las economías ilícitas.
Enfrentan problemáticas

La población migrante y refugiada en el departamento ha tenido que enfrentar diversas situaciones complejas, el representante legal de la organización Colores de Igualdad, Alexander Cardona expresó, “aquí la situación para la población migrante no solo de Venezuela sino de muchas nacionalidades es dura por el tema de vulnerabilidad y de doble aceptación y cuando ciertos grupos al margen de la ley se dan cuenta de esto lo que hacen es involucrarlos y reclutarlos para que hagan parte de ellos”.
“La principal situación problemática es el tema de vinculación y reclutamiento a grupos armados ilegales, de igual manera el tema de mujeres venezolanas que muchas veces son madres o se encuentran solas en el territorio y debido a los malos sueldos, a la explotación laboral se ven en la obligación de ejercer el trabajo sexual por supervivencia. El tema de empleabilidad para los venezolanos es muy complejo”, aseveró Cardona.
Garantizan oportunidades
Por su parte Sander Van Niekerk, de Acnur señaló, que estas necesidades se han tenido que enfrentar en el territorio colombiano con la implementación del Estatuto Temporal De Protección, Etpv “esto amplio las oportunidades para el acceso, la permanencia y graduación de niñas y niños venezolanos en el sector educativo”, al igual que la parte laboral.
Según lo señalado, los principales sectores económicos donde se ocupa la población venezolana y refugiada son: servicios generales, restaurantes, belleza, construcción, ventas informales y una creciente demanda en el sector textil; “en general la población venezolana antes del Etpv se enfrentaba a un alto índice de informalidad laboral y bajas oportunidades, lo que incrementa los riesgos de protección, dependencia y vulnerabilidad”.
La unión hace la fuerza

Teniendo en cuanta el panorama anteriormente mencionado, en la capital de Nariño en el año 2019 surge un movimiento que pretendía aportar de manera positiva a la situación de la población migrante y refugiada, la Organización de Migrantes para la Integración y Prevención, Omip. Conformada por población venezolana y colombiana.
La representante legal de Omip, Corina Timaure señaló, “nosotros iniciamos acciones en el 2018 pero cada uno por su lado, en el 2019 decidimos organizarnos con profesionales venezolanos y dos colombianos para estar legalmente constituidos y generar acciones en conjunto que garanticen mayor impacto. Desde ese año empezamos con el proceso de asesoría y orientación para la atención de población en tránsito”.
Objetivos
En los últimos años esta organización se ha dedicado a trabajar con la población de permanencia, “esto para lograr la regulación, jornadas de integración integral, salud, educación, integración sociocultural y evitar ese proceso de estigmatización que nos cataloga a los venezolanos como malos”, cabe resaltar que entre el 2015 y el 2017 la tasa de capturas de venezolanos en el total nacional era la siguiente, 2015 0.17%, 2016 0.30%; y 2017, 0.87%, según los datos de la Fundación Ideas para la Paz.
“El objetivo principal por el cual decidimos organizar un grupo de venezolanos migrantes y colombianos retornados es llevar proceso de prevención de xenofobia, de integración entre la población migrante y de acogida; tenemos procesos de integración con niños, jóvenes adolescentes, adultos, madres y también con instituciones educativas porque uno de nuestros principales ejes es la educación”.
Importantes logros

“En el 2022 logramos atender 2.831 personas por esta organización en sus estrategias líderes, nosotros tenemos tres, los procesos de integración, que son a través del deporte, en estos espacios buscamos hacer prevención y protección; tenemos la Escuela de Crianza con Ternura para padres en especial para madres cabeza de hogar y el proceso de sensibilización donde vamos a las instituciones educativas donde hay mayor presencia de población migrante”.
A pesar de lo ya alcanzado, Timaure indica que aún tienen grandes desafíos, “todavía hay muchos imaginarios, muchas barreras que superar, pero creo que también con un poco de ayuda de la institucionalidad podremos erradicar esos procesos, el acceso a la salud ha sido una de las barreras más grandes en la ciudad, la institucionalidad no se ha encargado de sensibilizar a los funcionarios del sistema de salud, esa es nuestra nueva meta logar que entiendan que es el Etpv y que derechos nos garantiza”.
Historia de vida

Alexander Cardona, es un líder y defensor de derechos humanos residente en la capital de Nariño, llego desde Venezuela a Pasto en el 2015, un 15 de diciembre, su destino era Ecuador, pero decidió quedarse en la Ciudad Sorpresa. Llego hasta aquí por las condiciones económicas y de orden social que se vivía en su territorio, llegó solo, pero ahora está junto a su familia.
Su tema de migración no fue complicado porque se ha mantenido en situación regular, cumpliendo las normas y criterios; empezó a trabajar como mesero de un restaurante y hoy 6 años después es el representante legal y director de la Organización Colores de Igualdad. Antes de ello empezó un liderazgo solitario para ayudar a los migrantes provenientes de su país. Finalmente se juntó con una de sus mejores amigas para fundar esta agrupación y trabajar por dos poblaciones específicas, la Lgbtiq+ y las trabajadoras sexuales.
Esta organización desde hace 2 años trabaja en tres líneas de acción, la primera jornadas de salud sexual y reproductiva, la segunda orientación legal migratoria y la tercera prevención y vulneración de derechos humanos, su accionar no solo se ha centrado en Pasto sino en otros territorios como Llorente en Tumaco, y varios municipios de la cordillera.
El año pasado Colores de Igualdad debido a su trabajo comunitario que no solo se enfoca en la población migrante venezolana sino también con otras nacionalidades y por su puesto con población de Nariño que se dedica al trabajo sexual y hacen parte de la comunidad Lgbtiq+ obtuvo por parte de Conectando Caminos de Usaid, un reconocimiento por su trabajo como garantes de los Derechos Humanos.
“Somos 14 personas que trabajamos por esta causa, creo que es un premio muy merecido no es solo para Colores de Igualdad sino para el departamento de Nariño que es nuestra casa y donde hacemos el trabajo de base”.


