Padre Narciso Obando

RAÍCES DE NUESTRA VIOLENCIA

Hoy en día un número considerable de personas ya no quieren ver noticieros, porque hay muchas notas rojas y no se quieren deprimir más. En efecto, los medios informativos relatan asesinatos, desapariciones, robos, secuestros, destrucción de negocios, narcotráfico, extorsiones, fosas comunes, accidentes, riñas, feminicidios, guerras y cosas semejantes. Desafortunadamente, esa es nuestra realidad y no podemos cerrar los ojos.

Gobierno y gobernantes tienen su responsabilidad y deberían combatir con más efectividad la delincuencia organizada y común, para que no se les acuse de estar aliados con los grupos delincuenciales. Em este aspecto, el gobierno debe buscar formas de controlar y evitar el dominio criminal entre nosotros, por su obligación de cuidar la paz social.

Pero hay muchas otras causales de la violencia: En la mayoría de los casos, la raíz está en familias descompuestas por la violencia intrafamiliar, por unos padres ausentes, violentos o alcohólicos, por no educar a los hijos en valores morales y por buscar éxito sin un trabajo honrado. La separación de los padres causa un daño terrible e impredecible.

¿La pobreza es causa de que haya personas violentas? ¿Se resuelve dando dinero a los pobres u ofreciéndoles oportunidades de trabajo y de estudio? Ciertamente esto ayuda, pero la pobreza no es la causal más sobresaliente. Está muy bien que el gobierno ofrezca beneficios como los subsidios, pero a muchos eso no les interesa; lo que buscan es sacar mucho dinero a como dé lugar, sin importar a quien perjudican.

Una de las causales más profundas que haya personas violentas y asesinas, es que se han alejado de Dios; su dios es el dinero, el placer y el poder a base de armas. Aunque una gran mayoría se declaran creyentes, su fe en Dios es muy raquítica. Si aceptaran a Dios en su corazón, se vida sería totalmente distinta.

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El panorama social se ha ido ensombreciendo paulatinamente por el fortalecimiento alarmante del crimen organizado que tiene múltiples ramificaciones y un entorno internacional que lo alimenta y fortalece, corrompiendo la mente y el corazón de personas y autoridades.

La introducción de una narco cultura en nuestra sociedad, de conseguir dinero rápido, fácil y de cualquier forma, ha venido a dañar profundamente la mente de muchas personas, a quienes no les importa matar, robar, extorsionar, secuestrar o hacer cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos.

Son muchas las causas que alimentan esta hoguera y que mantienen encendida esta llama de dolor: La pérdida de valores, la desintegración familiar, la falta de oportunidades, los trabajos mal remunerados, la corrupción galopante en todos los niveles, la ingobernabilidad, la impunidad, etc.

Esta sociedad que tendría que ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones necesarias para vivir con dignidad, está dañada y es necesario que todos como miembros de ella tomemos conciencia de esta realidad y nos hagamos responsables, para que pueda cumplir como un espacio de vida digna para todos sus miembros.