EDITORIAL

¡QUÉ VERGÜENZA, POR DIOS!

No queremos saber lo que están pensando de nosotros en el mundo, ante la fuga de uno de los narcotraficantes más peligrosos, quien como “Pedro por su casa” se escapó de la cárcel de máxima seguridad de La Picota, presión que nos parece que luego de lo que ha ocurrido ya no tiene por qué llevar ese título.

La lamentable realidad es que Juan Larrinson Castro Estupiñán, conocido en el ámbito delincuencial con el alias de Matamba, se fugó sin ninguna clase de problemas y esto nuevamente pone de manifiesto la terrible corrupción que se vive en el país, una corrupción que no respeta nada y que como están las cosas, tiene en los funcionarios del Inpec a sus principales clientes, puesto que en las últimas horas se investigan otros dos posibles en otras cárceles del país.

El señor Castro Estupiñán, es ampliamente conocido en Nariño; es más, es natural del municipio de El Charco y se le identifica como el jefe de la temible banda “La Cordillera Sur” y uno de los más grandes narcotraficantes del planeta, puesto que, desde el puerto de Tumaco, dirigía el embarque de toneladas de coca a Estados Unidos y Europa. Para completar su oscuro prontuario se asegura que es el representante de alias Otoniel en la costa pacífica de Nariño, donde tenía constantes negociaciones con los integrantes del Clan del Golfo.

Esta es la persona que, en las últimas horas con la indudable complicidad de algunos de los guardias de La Picota, se evadió para seguramente continuar con su carrera criminal que lo coloca como uno de los mayores delincuentes del país y un avezado asesino que de acuerdo con el informe de las autoridades, ordenaba asesinatos selectivos, no solo en la costa pacífica de Nariño, sino también en municipios de la cordillera, como Policarpa y Leiva.

 

«Mientras que la más grave e incontenible corrupción siga haciendo de las suyas en nuestro medio, nunca volveremos a tener cárceles seguras en Colombia y nefastos episodios como este de la fuga de ‘Matamba’ se seguirán repitiendo por doquier».

 

Nos parece entonces que desde el señor presidente de la República, Iván Duque, pasando por los comandantes del Ejército y la Policía, deben sentir una enorme vergüenza ante la fuga de ‘Matamba’, desde el pabellón de los extraditables de La Picota, cuyo director, Juan Javier Papa Gordillo, fue relevado del cargo, cuando apenas se acababa de posesionar.

Lo cierto es que de nuevo quedamos muy mal ante el mundo y ahora lo único que faltaría es que fugue alias Otoniel, lo que no tendría nada de raro, ante los enormes índices de corrupción que afectan a nuestro país.

La fuga de ‘Matamba’ nos remonta a años atrás, cuando en Colombia, los carteles de la droga imponían su ley a base de sobornos o violencia extrema y nos indica que ante el poder de las mafias del narcotráfico a ninguna cárcel del país se le puede dar el calificativo de “alta seguridad”.

No. Ya vimos en el caso de ‘Matamba’, como en desarrollo de las primeras investigaciones se ha comprobado la complicidad en su huida, de funcionarios del Inpec.

Por lo tanto, mientras que la más grave e incontenible corrupción, siga haciendo de las suyas en nuestro medio, nunca volveremos a tener cárceles seguras en Colombia y nefastos episodios como este de la fuga de ‘Matamba’, se seguirán repitiendo por doquier.

Si no, que lo digan la excongresista Aida Merlano y ahora Juan Larrison Castro Estupiñán y otros más, que se han volado de nuestros centros penitenciarios cárceles, cuyas puertas se abren de par en par, a la vista de enormes cantidades de dinero, así como se le abrieron a ‘Matamba’ en una prisión de alta seguridad.