Sofonías Rodríguez.

¿Que va bien la economía?… ¿cómo así?

Dos conceptos que resultan contrarios respecto al momento económico que vivimos nos obligan a hacer un ejercicio evaluativo que dé claridad sobre el tema, porque por una parte se asegura que vamos bien y por otra nos está tallando el injustificado alto costo de vida que pesa más en los sectores vulnerables.

Esos “buenos augurios” del gobierno en boca del presidente Duque y del ministro de Hacienda José Restrepo, sobre el crecimiento de la economía colombiana que tuvo en 2021 el 10.2% anunciando que en el 2022 puede crecer entre un 5 y un 7 %, chocan con la difícil situación que atraviesa el ciudadano del común con el desmedido incremento en los precios de la canasta familiar.

De entrada, suena como alentador el análisis desde presidencia y ministerio, pero la realidad que viven miles de familias colombianas es poco más que dramática, porque ha subido tanto el costo de los productos que de clase media hacia abajo las amas de casa no pueden mercar con lo que hasta hace poco lo hacían.

 

«La gente está cargando una pesada cruz y lo que es peor sin una luz de esperanza que alivie esta dura crisis. Fuera de Dios, ¿entre los humanos tendremos alguien en quien confiar?”.

 

Ya en el segundo semestre del 2.021 sentimos que las alzas empezaron imponerse y hasta de pronto pesamos que para el nuevo año, algo iba a suceder pero no en tan alta escala. Hoy la situación para muchas familias inmanejable, teniendo en cuenta el salario resulta en ingresos inversamente proporcional a los egresos en la mayoría de ellas.

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En el departamento de Nariño que de tradición es una zona netamente agrícola productos básicos como la papa que se vende en mercados regionales, pero que también se exporta a otros departamentos, ha llegado a levantar su precio en un increíble 125 por ciento, que para hogares de escasos recursos, se convierte en un alimento inalcanzable.

Ramón José Meza profesor del departamento económico de la Universidad de Antioquia   dice que independiente del resultado de la inflación del 2.021, es evidente que hay un espiral alcista como producto de los efectos del precio del dólar que afecta directamente en los precios de los insumos, así como el incremento del 10.07 % y que incide en los costos salariales e impulsa la informalidad.

A este tiempo el panorama económico es oscuro sobre todo para las clases menos favorecidas y contrario a lo que quiere mostrar el gobierno como para no crear señales de alarma, la gente está cargando una pesada cruz y lo que es peor sin una luz de esperanza que alivie esta dura crisis.

Fuera de Dios, ¿entre los humanos tendremos alguien en quien confiar?

Por: Sofonías Rodríguez M.