Las semanas santas que viví durante mi niñez y mi adolescencia eran muy diferentes a las de ahora, convertidas en verdaderas parrandas santas.
Existía un alto respeto por la Semana Santa y es así que, desde hoy Lunes Santos, las emisoras suspendían sus programas habituales que en esos tiempos eran radionovelas en cantidades, programas de humor como la Escuelita de Doña Rita, Los Chaparrines, Montecristo, Los Tolimenses, el Show de Heber Castro y los muy pocos noticieros que había en esa época, distinto a ahora, donde hay noticias todo el día y las radionovelas y los buenos humoristas, pasaron a la historia.
¿Cómo se reemplazaban esos programas? Pues con música religiosa o Sacra, parrilla en la que coincidían todas las emisoras, la cual sonaba sin parar, mientras que el Jueves Santo se hacía la transmisión del lavado de pies y el Viernes Santos del Sermón de las 7 Palabras, el cual llegaba a durar 5 horas y en más de una oportunidad, al menos en mi Cali natal, sirvió para que los sacerdotes hicieran fortísimas recriminaciones sociales a los Gobernantes, lo que sí mal no recuerdo fue motivo para que una vez, las autoridades tuvieran que suspender una de esas transmisiones radiales puesto que el padre encargado del sermón estaba volviendo ropa de trabajo al Presidente de la República.
Así las cosas, recuerdo que esos días santos de antaño eran tristísimos como se supone deben ser por la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Aparte de la música religiosa que tenía algunos temas realmente tétricos, desde hoy Lunes Santo, los bares y cantinas cerraban sus puertas y las damas que se dedicaban al oficio más antiguo del mundo, suspendían sus servicios, no trabajaban por ninguna plata del mundo y en cambio, se dedicaban a la oración.
Hoy en día, todas esas costumbres desaparecieron. Las emisoras no cambian sus programas a excepción de algunas que el jueves y Viernes Santo si basan su programación en los eventos religiosos, incluido el famoso Sermón de las 7 Palabras, mientras que otras no tienen ningún reparo en pasar vallenatos y salsa en pleno Viernes Santo, mientras que grilles y discotecas funcionan en nuestro medio sin ninguna clase de problemas.
Por eso, no es de extrañar que el mismísimo Lucifer o Diablo, popularmente conocido como “Don Sata” se haya visto tentado a visitar una de esas discotecas, para pegarse su bailadita con una sardina, hecho que se asegura ocurrió en Cali y en Pasto, donde fiel a su siniestra fama, el Príncipe de las Tinieblas se desapareció sin pagar la cuenta del Blanco del Valle y el Nariño consumidos.
Por: JORGE HERNANDO CARVAJAL PÉREZ

