Simone de Beauvoir dijo “El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”; esto es así porque al parecer para nosotras <<amar>> se convierte en un riesgo del que no siempre salimos ilesas.Con lo que sucedió hace apenas una semana referente al presunto feminicidio de la deportista Luz Mery Tristán en Cali, se puede ejemplificar la constante de muertes y el preocupante aumento de los casos de violencia contra la mujer, que no discrimina clase social.
Con esto, la Procuraduría General de la Nación, encendió una vez más las alarmas por feminicidios en el país, al existir hasta la fecha más de 300 casos conocidos. Adicionalmente, la crueldad de los sucesos, lleva a la necesidad y pertinencia de la radicación del actual proyecto de ley para la protección de los huérfanos por feminicidio, que, si bien no cuenta con una estadística oficial y/o cifra exacta, el Observatorio de Feminicidios de Colombia, estima que en los últimos cuatro años, corresponde a 700 menores.
Para Nariño la situación no es ajena tal y como se ha demostrado en anteriores columnas, lo que se reafirma con lo señalado por el Observatorio de Género de Nariño en su VII Boletín Cifras Violeta, “(…) la Violencia en el contexto de Pareja (VP) tiene la mayor frecuencia con un 37,9% del total de las violencias. A ésta le siguen la Violencia Sexual con un 26,7%, la Violencia Intrafamiliar con 17,8%, la Violencia Interpersonal con 15,8%. Por su parte, el asesinato de mujeres y/o presuntos feminicidios corresponde al 1,8% del total de las violencias, sin embargo, resulta preocupante cómo éstos se han incrementado en un 38% en sólo 6 años(…)”.