¿Qué es la limpieza ideológica discursiva?

Por: Alina Constanza Silva

Para llegar una explicación de que significa la limpieza ideológica y discursiva es menester entender que la población colombiana es diversa en términos de ideología política, región de origen, nivel socioeconómica y religión; es decir, todos los grupos políticos o étnicos que tienen una cultura y una forma de pensar que establece diferencias.

Por esta razón, los ciudadanos acuden a elegir a sus representantes considerando que aquellos que están más cercanos de la comunidad pueden entender el entorno cercano donde vive el ciudadano común y corriente. Se eligen ciudadanos para que representen un segmento de la población.

Pero una vez elegidos coinciden independientes del partido o de la posición política siempre están involucrados en controversias, como, por ejemplo, abuso indebido de fondos, nepotismos o practicas clientelistas, además, adoptan posturas populistas o posiciones extremas que generan divisiones políticas que han polarizado la población, aunque representan una base electoral real.

Una vez elegidos no legislan para favorecer a sus propias comunidades, sino todo lo contrario, se convierten en representantes de los grupos de interés. También, usualmente se centran en agendas partidistas que no benefician a los votantes y menos a la clase trabajadora o menos favorecida. Se observa una desconexión con sus comunidades.

En el país la política ha sido instrumentalizada, a través de la figura del parlamentario exitoso que consiste en el poder de blanquear políticas tendientes a sacar a la inmensa mayoría de ciudadanos de la pobreza, del desempleo, o mejorar la salud.

Algunos políticos han sido usados para justificar la implementación de políticas restrictivas de la libertad individual, o se alinean con intereses corporativos en detrimento de políticas sociales que beneficien a comunidades vulnerables.

Los desafíos estructurales no los entienden porque no conocen la realidad, por eso, no son capaces de discernir en aquellos problemas que son un reflejo profundo del sistema político excluyente existente en el país, que se manifiesta en: el financiamiento de campañas por empresas, caudillismo extremo que reduce el consenso, presión de lobbies que condicionan la acción política.

La diferencia entre la perspectiva de la población marginada y la oligarquía se manifiesta en varios niveles: ideológico, temático, cultural y de representación. Estas diferencian se evidencian principalmente en las prioridades legislativas, enfoques sobre la inclusión, el discurso político y las agendas identitarias.

Generalmente, abogan por políticas restrictivas, como la denominada “seguridad democrática”, son participes de las privatizaciones o también de las desregulaciones. Algunos son negacionistas porque no reconocen la existencia del racismo estructural o de la guerra interna, a menudo son influenciados por intereses de grupos económicos o de seguridad.

Los políticos de derecha siempre han tenido una visión de país centrada en la sumisión a sus jefes o a la oligarquía o la religión. Los políticos colombianos consideran que ser parlamentario es una profesión porque una vez que entran al sistema persisten hasta que se jubilan. Generalmente sus votantes son familias tradicionales y tienen respaldo económico de grupos legales o ilegales siempre y cuando estén bajo presión del estilo político dominante.