Por: Tatiana Solarte Hoyos.
La propiocepción es el sentido mediante el cual podemos sentir las partes de nuestro cuerpo y conocer la ubicación de cada una de ellas en el espacio, aunque no seamos capaces de verlas. Todos sabemos donde tenemos nuestros pies, sin necesidad de verlos ¿cierto?, eso se da porque hay un mapa en nuestro cerebro de cada pedacito de nuestro cuerpo, formado gracias a las experiencias sensoriales que vivimos a lo largo de nuestra vida, asi por ejemplo, en el caso de los pies, el hecho de caminar, correr, saltar, nos ha hecho sentirlos y ¡manejarlos a nuestro acomodo!
Pero, ¿para que les sirve a los niños la propiocepción? Precisamente después de experimentar todas estas experiencias sensoriales, por los principales receptores que son músculos y articulaciones, interviene en acciones tan importantes como el control y coordinación de sus movimientos, el equilibrio, el ajuste automático de las posturas, las funciones manuales, la medición de la fuerza de contracción necesaria para coger objetos, el mantenimiento del nivel de alerta del sistema nervioso y su influencia en el comportamiento. ¡Habilidades básicas para tener un desarrollo optimo y feliz!
Al estar directamente relacionada con músculos y articulaciones, la propiocepción también interviene en los movimientos orofaciales y de los músculos del cuello, involucrados tanto en la fonación (producción de la voz y de los sonidos articulados en palabras), como en el procesamiento de los alimentos, pudiendo afectar la deglución, el habla, la respiración y la masticación, que a su vez puede dar lugar a problemas dentarios.
Dicho esto, ¿Cómo identificar si el niño(a) tiene problemas de propiocepción? Aquí tenemos algunos signos que pueden indicar que el niño tiene un problema en su sistema propioceptivo:
Hacen demasiada presión cuando cogen un lápiz llegando a veces a romper una hoja porque aprietan demasiado, pueden hacer daño a los demás o romper algo sin querer ya que no calculan bien la fuerza que ejercen, son más torpes que otros niños se llevan por delante las cosas, se caen más y con más facilidad, son mas lentos, se mueven constantemente, prefieren actividades como arrastrarse, saltar, tirar y empujar, dar golpes a los juguetes u otras, con tal de sentir un poco más las partes de su cuerpo, prefieren cobijas que pesen, abrazan y demuestran cariño con demasiada fuerza.
Pero tranquilos, si este es el caso de sus pequeños … ¡no hay porque alarmarse!. Si bien, debemos reconocer que no es una condición fácil de manejar para ellos, existe una serie de actividades y estímulos, que involucran tensión muscular y cocontracción de articulaciones, tales como: trepar, empujar, halar, transportar objetos con peso, entre otras; que guiadas por un experto en el tema, como lo es el Terapeuta Ocupacional para este caso, pueden ayudarlos a procesar mejor la información proveniente del medio externo y saberla manejar, permitiéndoles disfrutar de esta bella etapa de la vida … ¡como es debido!.

