Un nuevo capítulo en la investigación alrededor del trágico caso de envenenamiento de menores en Bogotá ha tomado cuerpo: las pruebas toxicológicas detectaron rastros del metal tóxico Talio en sangre del papá y del hermano de una de las niñas fallecidas, lo que refuerza la hipótesis de que el caso no fue un accidente. Los análisis llevados a cabo por la autoridad competente apuntan a un posible envenenamiento intencional, que tendría como principal señalada a Zulma Guzmán Castro, quien —según la investigación— coordinó el envío de unas frambuesas contaminadas con talio a la vivienda donde ocurrieron los hechos.
La sospechosa permanece buscada por una orden de captura internacional emitida por INTERPOL, luego de que la evidencia recopilada —incluidos los resultados de las necropsias, los dictámenes toxicológicos y el rastreo del paquete de frutas— establecieran una cadena de responsabilidad sobre ella.
Mientras la investigación sigue su curso, los resultados recientes abren una nueva línea: evaluar si el envenenamiento fue parte de un plan premeditado, con móviles que podrían incluir venganza o conflictos personales, tras confirmarse la presencia de talio no sólo en las víctimas, sino también en allegados

