Por: Aníbal Arévalo Rosero
Como es de amplio conocimiento, en la Comisión Séptima del Senado de la República sepultó el proyecto de ley de reforma laboral, todo se dio por la codicia de uno senadores que han sido cooptados por los intereses particulares de un sector empresarial que no quiere permitir que mejoren las condiciones laborales de los trabajadores.
La reforma laboral del gobierno de Gustavo Petro lo que pretende es devolverle unos derechos que los trabajadores disfrutaban hasta antes del año 2002, cuando ciertos derechos básicos fueron conculcados gracias al gesto mezquino del expresidente Álvaro Uribe que les arrebató a los trabajadores, mediante la Ley 789 de 2002 que introdujo cambios en el Código Sustantivo del Trabajo.
La justificación que se hizo para poder aprobar este proyecto de ley fue fomentar el empleo en Colombia. Una mentira con la que justificaron los empresarios los mayores ingresos y nunca se vio que se redujera el desempleo. Aquí las cosas están claras: los grandes empresarios hacen vaca para imponer senadores y hasta Presidente con el objeto de que se les retribuya en reducción de impuestos o garantías para el ejercicio de la actividad mercantil, en detrimento de los trabajadores. De ahí que la negociación del salario mínimo se haga de espaldas a los trabajadores.
Esta es la razón por la que liberales, verdes, Cambio Radical y Centro Democrático y Partido Mira se oponen, porque conforman la derecha más rancia que doblan rodilla ante el dios dinero, y, que quienes dicen ser cristianos, venden su conciencia por un plato de lentejas.
¡Cómo no devolverles a los trabajadores algo que antes de la llegada del señor Álvaro Uribe Vélez a la Presidencia les perteneció! Las horas nocturnas que van de las 6:00 p.m. a las 9:00 p.m. fueron arrebatadas por una política antipopular. Se les bajó al 70 porciento el recargo de los dominicales y festivos; se tercerizó el trabajo, se hicieron contrataciones por orden de prestación de servicios. Es decir, se les usurpó la dignidad a los trabajadores. Pero también lo que se busca es un mejor reconocimiento a los aprendices del Sena, para que ellos al menos puedan optar por un salario mínimo.
Y lo que se busca con la consulta popular no es otra cosa que retornarle estos derechos arrebatados. La OIT (Organización Internacional del Trabajo) busca proteger a los trabajadores y que haya un trato digno para la clase trabajadora, y Colombia es firmante del Bloque de Constitucionalidad en garantías laborales.
La consulta popular es el acto más democrático que hay en nuestra Constitución Política, la misma que es garantista en favor de la solidaridad, el trabajo, la sociedad y el derecho. Entonces, ¿Por qué no respaldar un acto que nos pertenece a los trabajadores?
Nada tiene que ver quién la convoque, pero lo seguro es que los políticos de la derecha y de los extremos no la convocarían porque ellos se deben a las bondades del dinero que circula en periodos de elecciones. Es por ello que no debemos dejarnos confundir con la perorata de quienes defienden solo los bolsillos de los magnates. Y no se trata de polarizar, como algunos dicen, se trata es de expresar un querer, un sentir para que haya dinero en los bolsillos de los trabajadores para que puedan invitar a sus familias a consumir en el restaurante, viajar o comprar ropa. Así sea un helado de los más económicos, ayuda a mover la economía.
La reforma laboral no afecta al empresariado, pero sí le devuelve lo que les pertenece a los trabajadores. El gobierno Nacional ha recibido cientos de propuestas de lo que será la Consulta Popular.

