En Colombia, el impuesto conocido como 4×1000 (o GMF) —que grava las transacciones financieras con 4 pesos por cada 1.000 pesos movilizados— ha permanecido más de dos décadas como una herramienta clave de recaudación estatal.
Sin embargo, múltiples voces del sector económico, financiero y político plantean que su eliminación es urgente y necesaria, por varias razones centrales.
Razones para eliminarlo
- Reducción de cargas para personas y pequeñas empresas.
El impuesto afecta directamente las transacciones bancarias y puede representar un freno para quienes ya cuentan con pocos márgenes financieros. Su supresión liberaría recursos para consumo, inversión y bancarización. - Fomento de la formalización financiera.
Al gravar cada movimiento, existe un incentivo en algunas personas a recurrir a mecanismos informales (efectivo, redes alternativas). Su eliminación podría facilitar una mayor bancarización y transparencia del sistema. - Simplificación tributaria.
El 4×1000 ha sido criticado por su carácter de gravamen adicional que no siempre se corresponde con la capacidad contributiva de los ciudadanos. Su eliminación o sustitución por un impuesto más progresivo podría mejorar la equidad del sistema. - Estimulo al crecimiento.
Aliviando este impuesto, se generaría un margen mayor para que ciudadanos y empresas incrementen su actividad financiera, lo que podría traducirse en mayor dinamismo económico, consumo y ahorro.
Obstáculos y consideraciones clave
- Impacto fiscal significativo.
El GMF representa una fuente de ingresos importante para el Estado. Estudios señalan que su eliminación implicaría sustituir una recaudación considerable. - Transición gradual necesaria.
Un proyecto en trámite propone la eliminación progresiva en varios años para no desbalancear las finanzas públicas. - Infraestructura tecnológica e institucional.
Para garantizar que la eliminación del gravamen no derive en pérdida de control financiero o evasión, se requiere que entidades financieras, la DIAN y otras instituciones implementen sistemas que consoliden datos de transacciones.
Conclusión
Eliminar el 4×1000 puede considerarse una medida necesaria para aliviar cargas fiscales, impulsar la economía y apoyar la inclusión financiera. No obstante, dada su dimensión recaudatoria y los retos de implementación, la transición debe ir acompañada de reformas paralelas para mantener la estabilidad fiscal y garantizar que la sustitución del impuesto no genere déficits ni afecte otros sectores sociales.

