¿Por qué se ha desplomado la demanda de pasajeros?

La caída en la demanda del transporte público en Pasto es una de las señales más preocupantes del panorama urbano de la ciudad en los últimos años. Lo que antes era un servicio indispensable para miles de pastusas y pastusos, ha experimentado una drástica disminución en la cantidad de usuarios, pasando de transportar 75 mil pasajeros a tan solo 22 mil después de la pandemia. Esta caída, que refleja una pérdida de confianza en el sistema, plantea interrogantes sobre el futuro de la movilidad en la capital nariñense.

Una de las principales razones detrás de esta disminución es el aumento en los costos del transporte público. En un contexto económico aún marcado por las secuelas de la pandemia, muchas familias no pueden afrontar los precios elevados de los pasajes. El transporte público, en lugar de ser una opción accesible, se ha convertido en una carga económica para quienes dependen de él. Ante esta situación, la gente ha optado por alternativas más económicas, pero no necesariamente más seguras o prácticas, como el uso de motocicletas.

Pasto, siendo una ciudad de dimensiones relativamente pequeñas, no siempre ofrece trayectos largos que justifiquen un uso frecuente del transporte público, lo que hace aún más atractivas las opciones privadas. La compra de motocicletas ha crecido de manera alarmante, convirtiéndonos en una de las ciudades con mayor demanda de motos en el país. Si bien este fenómeno puede verse como una solución individual a las dificultades del transporte colectivo, también trae consigo nuevos problemas, como la inseguridad vial, la contaminación y la congestión del tráfico.

Otro factor que contribuye a la caída del servicio es la calidad del transporte. Muchos usuarios se quejan del mal servicio ofrecido por algunos conductores, quienes, en ocasiones, no cumplen con las normas de cortesía o seguridad, y el estado de los vehículos también deja mucho que desear. La falta de mantenimiento de las unidades, el comportamiento inapropiado de los choferes y la insuficiencia de rutas eficientes hacen que el transporte público pierda su atractivo frente a opciones privadas, como las motocicletas.

Las consecuencias de esta crisis no solo afectan a los usuarios directos del transporte público, sino también a la movilidad general de la ciudad. La saturación del tráfico debido al aumento de motos ha generado nuevos desafíos en términos de infraestructura vial y seguridad. El sistema de transporte público, que debería ser un pilar de la movilidad en la ciudad, se encuentra en una encrucijada.

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Es urgente que las autoridades locales tomen cartas en el asunto. La solución no solo pasa por mejorar el servicio y reducir los costos, sino también por crear una estrategia integral que contemple la educación vial, la promoción del uso del transporte público mediante incentivos y la modernización de la infraestructura. Pasto necesita un sistema de transporte que, además de ser accesible, ofrezca seguridad, comodidad y eficiencia. Sin una respuesta adecuada, el transporte público podría seguir su caída, y con ello, las problemáticas asociadas al tránsito y la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.

La tendencia hacia el uso de motocicletas es una señal de que las personas buscan alternativas a un sistema de transporte que ya no satisface sus necesidades. Si la administración local no actúa rápidamente, el colapso del transporte público en Pasto será una realidad irreversible, con efectos negativos tanto en la calidad del aire como en la seguridad vial.