Por: Ricardo Sarasty.
La palabra acuerdo en su etimología conduce a un vocablo latino compuesto por el prefijo ad que significa junto más el lexema Kordis que pasa al latín como cardio y más después al castellano como corazón. Por lo tanto, acuerdo en su sentido estricto hace referencia a juntar corazones. Ahora si se atiene al significado que en hebreo se le da corazón o Kardia, corazón que no hace referencia al músculo encargado de bombear la sangre, sino a mucho más que lo orgánico, se puede decir que para los hebreos aludir al corazón es nombrar el principio o la esencia del ser humano, el vinculo inseparable entre emociones, sentimientos y razón. Por virtud de este significado encontramos a la palabra cardio como raíz de otros términos que aluden a acciones y calidades propias del ser humano como: cordialidad, misericordia, concordia y recordar, entre muchas más, todas ellas aludiendo no al músculo sino al carácter humano. No por motivo distinto, por asociación, cuando se descubre al órgano encargado de regular la circulación sanguínea se le denomina corazón reconociendo su importancia fisiológica en el mantenimiento de la vida. No obstante, debe de entenderse que cuando se dice “con todo mi corazón” el sentido de corazón se refiere a todo el ser física y espiritualmente.
Por lo tanto cuando se habla de la necesidad de ponerse de acuerdo, se hace mención a la exigencia de encontrar una manera para juntar los corazones o sea las ideas, los sentimientos y las pasiones. Construir o hallar un espacio en donde se puedan las personas reconocerse como participes de la misma condición humana y lograr la concordia o dejar que un corazón acompañe al otro. Por alguno de esos recovecos que el uso amañado de las palabras deja para que en ellos se pierda su estricto sentido, comenzó a tergiversarse el significado de la palabra acuerdo y acabó acuñándose como sinónimo del término negociación, cuando el significado de negocio no alude a nada que pueda relacionarse con el carácter sagrado del humano, entiéndase como sagrado lo trascendental.
Si la palabra negocio se refiere en su origen a lo realizado con pretensión de una recompensa o ganancia producto de un intercambio ¿por qué se acude a ella como si fuera lo mismo que acuerdo? No. Finiquitar un negocio no implica necesariamente ponerse de acuerdo y menos a un ponerse de acuerdo debe comprenderse siempre como el cierre de un negocio. La relación entre los significados de estas dos palabras bien se aprecia en la obra de teatro El Mercader De Venecia, en la que Shakespeare enfrenta aun avaro prestamista con un próspero comerciante, quien por asuntos del azar quiebra y por ello no puede pagar la deuda cumpliendo con los tiempos y los intereses pactados.
Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/le-dan-hasta-con-el-balde/
No se puede escribir: cumpliendo con los tiempos e intereses acordados, simplemente porque el comerciante y el prestamista mantienen una discordia, ósea sus corazones se han separado por causa de un altercado en la que el mercader fue objeto de una ofensa que nunca va a perdonar. Por lo que aprovecha la necesidad del comerciante para poner su venganza como valor agregado del préstamo requerido por el comerciante y que el comerciante, dada la urgencia de suplir la necesidad, se expone a pagar como sanción por incumplimiento de llegar a sucederse. Por eso en este negocio como en muchos no puede hablarse del acuerdo como marco del negocio, pues es una transacción en la que no se involucran los sentimientos y menos la inteligencia, únicamente las pasiones. Ya que lo exigido por el avaro como pago adicional por la mora es el corazón del comerciante, extirpado y pesado, la vida. Mientras la vida como factor de los negocios se pesa y tasa, en los acuerdos identifica, une. @Risar0

