La presencia de Verónica Alcocer en Estocolmo, Suecia, volvió a desatar controversia en redes sociales luego de que se viralizara un video en el que aparece luciendo una chaqueta cuyo costo, según usuarios en plataformas digitales, ascendería a 1.590 euros, cerca de siete millones de pesos colombianos.
El detalle del atuendo reavivó las críticas sobre el estilo de vida que estaría llevando la primera dama fuera del país y las implicaciones políticas de su permanencia en Europa en medio del complejo panorama que enfrenta la familia presidencial.
Un internauta señaló en redes que, mientras “los seguidores del Gobierno y el pueblo colombiano hacen esfuerzos para llegar a fin de mes”, Alcocer utilizaba prendas de alto valor, comentario que fue replicado por Tropicana FM y que alimentó la indignación de sectores de la opinión pública.
Prensa sueca registró momento incómodo durante compras
El diario sueco Expressen reveló un episodio ocurrido durante una jornada de compras en Estocolmo, en el que el empresario Manuel Grau Pujadas habría intervenido para evitar que periodistas fotografiaran a Alcocer. Según el medio, el hombre colocó una mano frente a la cámara y se despidió con un “Muchas gracias” para impedir la toma.
De acuerdo con la publicación, Alcocer evitó responder preguntas argumentando que no hablaba inglés, mientras que Grau Pujadas reforzó el rechazo a las consultas con un tajante “No, no lo creo”.
Viaje en medio de sanciones internacionales
La estadía de la primera dama en Europa coincide con el momento en que su nombre, junto al del presidente Gustavo Petro y el de Nicolás Petro Burgos, apareció en la llamada Lista Clinton del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, medida que bloquea el acceso a transacciones financieras internacionales por sospechas de vínculos con actividades ilícitas.
Expressen señaló que Alcocer habría salido de Colombia debido al aumento de la presión política y mediática, instalándose temporalmente en Europa.
Dificultades para regresar al país
Las sanciones internacionales han generado obstáculos para su retorno a Colombia, pues las restricciones financieras impiden realizar operaciones bancarias, incluyendo la compra de tiquetes aéreos en vuelos privados.
La Casa de Nariño estaría analizando alternativas para facilitar su regreso. Una de ellas implicaría un viaje terrestre de más de 1.400 kilómetros hasta Moscú, trayecto que podría tardar más de 25 horas en pleno invierno. Desde allí, se contemplaría un vuelo hacia La Habana y posteriormente el traslado en una aeronave de la Fuerza Aérea Colombiana hasta Bogotá.
Por ahora, el tema continúa alimentando el debate político y social en Colombia, donde persisten cuestionamientos sobre los gastos, la imagen pública y el rol de la primera dama en medio de la coyuntura actual.