Por: Chucho Martínez. (economista)
Mientras ejercen el poder las oligarquías y sus partidos, acolitados por los grandes medios de comunicación de su propiedad, todas sus actuaciones son aceptadas por la sociedad como si fueran actos justos, así no lo fueran, y cuando son evidentes actos de injusticia, la sociedad guarda silencio cómplice, salvo algunas voces irreverentes. Por eso, terminaron normalizando frases como: “con tal que hagan obras así roben”, “reducir la corrupción a sus justas proporciones”, “ otros han robado más y no les ha pasado nada” , “el que manda, manda, así mande mal” y “el poder es para poder”. Esta última expresión, resume la arrogancia, prepotencia y abuso de poder por parte de quienes lo ostentan en el ejecutivo, legislativo y judicial, en las charreteras, las empresas con don señorial y hasta en las mismas aulas de clase. Pero, es en el presidencialismo donde más se nota la concentración, centralización y ejercicio omnímodo del poder político, o mejor, el gubernamental. El presidente no solo es intocable –en Colombia- sino que hace lo que caprichosamente se le ocurre, lo cual se le aplaude por el solo hecho de ser presidente; sobre todo, si representa los intereses de los ricos. Pero cuando defiende a los pobres, ataca las injusticias, la corrupción, la mediocridad y la depredación; entonces, ese gobernante, es lapidado y condenado a la pira purgadora de la opinión pública que a decir de Nietzsche no es más que la suma de las perezas individuales. Enojado con el poder y después del asesinato de Gaitán el Dr. Darío Echandía preguntó con desazón: “¿El poder para qué?”
El problema de Petro no es haber sido guerrillero, sino, no estar del lado de los poderosos, como otros ex guerrilleros, tampoco es que sea de izquierda, sino que con sus decisiones afecte los intereses económicos de los ricos. ¿El poder para qué?
Rayón: Hasta ahora, el plan plurianual de inversiones para Nariño es un listado de 32 proyectos –falta el poliducto- que resume parte de las propuestas presentadas en los Diálogos Regionales Vinculantes. Las 32 formulaciones genéricas precisan de su concreción operativa con recursos, responsables y tiempos para que no se queden como los 12 documentos CONPES de Nariño, en el sueño de los justos. Esta tarea es obligación moral de la dirigencia regional.

