Mauricio Muñoz.

Por la plata baila el hábito

El pasado fin de semana lastimosamente se dio por terminado el contrato de arrendamiento que tenían las Hermanas Bethlemitas hijas del Sagrado Corazón de Jesús con la Alcaldía de Pasto del predio ubicado en el sector de Mijitayo y en el cual desde hace más de 80 años funcionaba el Colegio San José Bethlemitas, transformado en Institución Educativa décadas atrás y que en la actualidad albergaba a 730 niñas, niños y adolescentes quienes cursaban sus estudios desde grado transición hasta el grado 11 bajo la atenta mirada de 36 docentes.

Esta situación fue la crónica de una muerte anunciada, a comienzos del año 2023 se conoció del cambio de rectora, interrumpiendo la presencia de las Hermanas Bethlemitas en la regencia del colegio y dejando en manos de una laica esta responsabilidad, la nueva rectora no pudo entablar buenas relaciones desde un comienzo con el cuerpo de docentes y los estudiantes de la institución, situación que desencadenaría frecuentes choques que nunca terminaron y que afectaron el normal devenir educativo que se desarrollaba en esta institución, una de las mejores de todo Pasto y en donde ingresar, otrora era un privilegio.

Este tipo de Colegios que funcionan bajo la figura del arrendamiento viven en constante riesgo de ser cerrados, nacieron como una expresión de la responsabilidad social de las comunidades religiosas que tenían escuelas de carácter privado, entonces, como símbolo de “caridad cristiana”, abrían colegios para las personas de escasos recursos en donde cursaron sus estudios un buen número de generaciones de pastusos, después, la caridad se transformó en arrendamiento, y cuando el arrendamiento ya no satisfacía sus arcas, pues las comunidades religiosas culminaban el contrato, la historia del Colegio San José Bethlemitas ya se vivió antes, recordemos el Colegio San Felipe Neri que funcionaba junto al templo homónimo, la escuela Santo Domingo Savio de los Hermanos Maristas y la Escuela de Fátima, dirigido por las Hermanas de los Pobres, quienes en aquel lugar también tuvieron funcionando la cárcel para mujeres, más conocida como “El buen Pastor”.

Este último caso es muy pintoresco, pues las hermanitas, hace más de 10 años, tomaron sus pertenencias y desaparecieron tras vender los predios junto al Templo de Nuestra Señora de Fátima, en donde ahora se yerguen las Torres de Fátima, pero en esa venta las religiosas incluyeron la casa pastoral del Templo de Fátima e incluso los terrenos en donde funcionaba la sacristía del mismo, en pocas palabras, les falto vender hasta la Iglesia, transacción que se realizó con cierta complicidad de la curia de la época.

El tema del cierre de la Institución Educativa Municipal San José Bethlemitas fue un tema meramente económico y de egos, a las religiosas ya no les “alcanzaba” con el dinero recibido por concepto de arrendamiento de la institución, y dejando a un lado el amor por los pobres y la cercanía al pueblo de Dios, prefirieron cerrar el Colegio, sin importar los menores de edad que tenían por segundo hogar estas instalaciones, o ¿Acaso en algún momento se les pasaría por la cabeza a estas religiosas cerrar el Colegio ubicado en La Colina?. El negocio que da réditos nunca se deja, y sin importar la denominación religiosa, social o ideológica, esta máxima se perpetuará, la institución educativa publica ya no generaba tantas ganancias, por ende su cierre se iba a mantener a pesar hasta de la mediación del nuevo alcalde electo de Pasto.

Este es un llamado de atención para los padres de familia de las demás Instituciones Educativas que funcionan bajo esta figura… en algún momento esto les va a suceder, porque el servicio y la caridad, en la gran mayoría de los casos, viene velada por un signo de pesos, y tiene olor a cobre y tinta.