Sofonías Rodríguez

Perros y gatos: la familia de hoy

Esta nueva sociedad a diferencia de aquella del siglo pasado, movida tal vez por el actual estado de cosas y muy temerosa de que la vida cada día se complica más, debido a innumerables factores, ve con ojos de incertidumbre el crecimiento de la familia como eje principal de una comunidad y ha venido implementando nuevos conceptos en su descendencia.-

Por estos días me comentaba una señora. Tengo dos hijos jóvenes profesionales y que se casaron. Ella  en charla familiar entre broma  y  serio, les dijo: Cuándo me van a dar nietos que estoy ansiosa y éstos con todo el desparpajo y frescura le contestaron. Mamá, ni espere, ni se haga ilusión. Hoy tenemos dos perros en la casa y son para nosotros como nuestros hijos.-

Un amigo contaba que su hijo, un prestigioso abogado, tiene dos gatos y al preguntarle el papá, que a quién le va a dejar su herencia, él  le respondió que cuando ya entre en la etapa de jubilación, se dedicará a viajar por diferentes países y que si algo le sobra será para su mascota, descartando toda posibilidad de tener familia.-

Hoy hasta los mayores se encariñan tanto con los perros que son felices llevándolos a pasear, sin importar lo pesado y riesgoso que se hace para manejarlos en la calle, sin  pensar que  si hacen  un esfuerzo de más por detenerlos se exponen a provocar una  inesperada caída que a veces se convierte en el gran pretexto para postrase por largo tiempo.-

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Y lo que resulta más grave… Cuando hay gente que acostumbra a dormir con perros o gatos sin medir las consecuencias de adquirir una enfermedad que en muchos casos se vuelve crónica. Estos animalitos así no se crea, son portadores de diversas afecciones. No entienden quienes así lo hacen que a sus mascotas hay que tenerles un lugar acondicionado  y nunca a hacerlos dormir en cama familiar.

Volviendo a las familias modernas que prefieren animales en lugar de hijos, por allí me encontré un mensaje gracioso muy alusivo al tema. Decía un joven, qué cosas se dan ahora no ? Imagínese, mi bisabuela  14 hijos, mi abuela 12 hijos, mi mamá 9 hijos, yo un hijo, mi hijo un gato, el gato castrado.

Se imaginan ustedes lo qué dirían nuestros abuelos de ver tanta falta de humanismo, de meternos sin querer en un mundo animal con el tácito rechazo de aceptar que el culmen de un matrimonio es de traer hijos para que ellos sean quienes van vayan a regir mañana, los destinos de los pueblos.