Carlos Santa María
¿Sería correcto detener a una persona por supuesta pornografía infantil en un país donde, en la inauguración francesa de los Juegos Olímpicos, participaron transexuales y personas desnudas en una recreación de la Última Cena católica con presencia masiva de niños?
Por ello, la detención en París del ruso-francés dueño de Telegram, Pável Dúrov, aduciendo presunta paidofilia es un hecho deshonesto e intencionado negativamente de Francia.
Aún más, habría que preguntarse por qué no detienen al dueño de WhatsApp, a través del cual se espía las conversaciones y contactos, a Facebook que vende todos los datos de usuarios o X que garantiza los bots para la desinformación, pero en el “mundo libre” detienen a Durov fundador de Telegram, por «falta de moderación», al negarse a dar información de sus usuarios a las agencias de inteligencia.
Es extraño que en la malvada Rusia bajo el «régimen”, Durov vende su negocio, se convierte en multimillonario y abandona tranquilamente el país. En la Francia “democrática” lo pueden condenar a 20 años de prisión.
Los posibles cargos contra él incluyen: terrorismo, tráfico de drogas, lavado de dinero, estafas, contenido ilegal, encubrimiento, contenido pedófilo, etc. Nadie cuerdo lo cree y si saben que el objetivo descubierto es que entregue el control de Telegram al Occidente colectivo la hipocresía es mayor.
La Embajada de Rusia ha exigido a las autoridades de Francia que garanticen el respeto de los derechos del cofundador de Telegram y ha exigido inmediatamente a las autoridades francesas explicar los motivos de la detención, proteger sus derechos y permitir acceso consular.
Telegram ha sido durante mucho tiempo una espina en el costado de los gobiernos y las agencias de inteligencia estadounidenses y europeas, ya que la plataforma se ha erigido en bastión emergente de libertad de expresión frente al control más severo y total de X (el antiguo Twitter), de Meta reconocido como extremista en la Federación Rusa y Google donde existe información totalmente controlada.
Descubierto el motivo, se conoce la represión.