Con la ciudad capital me unen sentimientos de gratitud, respeto y admiración desde que fui estudiante de la Gran Normal de Occidente en la década del sesenta y diez años después porque allí se abrieron para mí las puertas del ejercicio periodístico que lo he podido desarrollar gracias a Dios y a los medios con plena satisfacción.
Por lo anterior me da inmenso placer y alegría saber que la Unesco haya reconocido a Pasto como una “ciudad creativa”. Es una justa y merecida distinción que según la Organización de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, servirá entre otras cosas para ganar más posicionamiento ante el mundo.
Sin embargo, en un breve ejercicio retrospectivo encontramos que el Carnaval de Pasto nació en el siglo XVl, año 1546, que apenas en 2009 fue declarado por la Unesco como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad y que el barniz o mopa mopa en 2020 ya fue elegido como Patrimonio Cultural.
Desde mucho antes de lo imaginado el ingenio de los pastusos ha venido dejando su impronta de amor por el arte reflejado en las mil y una imágenes que se propusieron casi de inicio exhibirlas como la auténtica expresión de las vivencias de un pueblo con virtudes y defectos a través de la ironía, de la sátira matizados con una alta dosis de humor y música.
«El reconocimiento de la Unesco es otra de las tantas distinciones para lo que con maestría se hace en nuestra ciudad y un indicativo más para valorar el arte a nivel mundial».
Es bueno recordar que en la capital la creatividad es un rasgo que viene desde los ancestros y que como es lógico suponer comenzaron a demostrar sus habilidades en las fiestas tradicionales y aunque de manera muy rústica, los pasos de superación han sido evidentes a través de la historia.
El tallado en madera y el repujado en cuero, las guaguas de pan y otras maneras de trabajar con arte son demostraciones claras que en Pasto siempre la creatividad de sus gestores culturales y artesanales emerge como una de sus principales características, reseñada de siglos por la calidad y la perfección, motivos de encanto para miles de turistas que llegan a tierras del sur a disfrutar y a contagiarse de ese incomparable ambiente festivo.
El reconocimiento de la Unesco es otra de las tantas distinciones para lo que con maestría se hace en nuestra ciudad capital y un indicativo más para valorar el arte a nivel mundial, hecho que incentiva a las gentes de esta sección del país a seguir fieles al riquísimo legado que dejaron los antepasados.
Felicitaciones Pasto.
Por: Sofonías Rodríguez M.

