Palestina

Desde 1953 viene el conflicto entre Palestina, Israel y países árabes.

Israel se ha apropiado de territorio palestino hasta reducirlo a sitios que dependan de ellos en servicios y alimentación que ahora les han quitado como retaliación porque el repudiable grupo terrorista Hamas se les metió a Israel causando tantas víctimas como nunca ha ocurrido en este conflicto. Condenamos todo acto de violencia contra la población civil y contra niños indefensos como se ve en las imágenes. Pero también rechazamos la respuesta desmedida de Israel de arrasar a sangre y fuego no solo a los guerrilleros de Hamas sino a la población palestina detrás de la cual se esconden los terroristas. Terroristas unos y otros. Condenables los actos de unos y de los otros.

La solución:  permitir a los 2 su existencia como estados. Pero no aceptan ni palestinos ni Israelíes, estos apoyados de frente por los EE.UU porque Israel es su punta de lanza en el oriente medio para expandir su voracidad por el petróleo, un bien estratégico y su ubicación estratégica en el Medio Oriente.

Pero de que nos quejamos los colombianos si por mirar la paja en el ojo ajeno no miramos la viga que tenemos en nuestro propio ojo. Desde 1948 nos persigue el monstruo de la guerra, primero por la política liberal conservadora, luego por la tierra, después por la marihuana y ahora por la cocaína. El balance de nuestra guerra, ya se aproxima al millón de muertos, 8 millones de desplazados y 5 millones de hectáreas de tierra expropiadas violentamente.

Nariño, el otrora “remanso de paz”, desde los años 80s viene padeciendo la horrible noche de la guerra que agudiza los centenario problemas de atraso y abandono transversalizados por una dirigencia política y económica mezquina. “La paz es el otro nombre del desarrollo” decía el Papa Pablo VI.

Coletilla: Según expertos los funcionarios de la Contraloría, estarían incurriendo en posible prevaricato al “corregir” un fallo ya ejecutoriado. Su modificación solo es posible mediante sentencia judicial. Para nadie es secreto que los contralores son elegidos por el Congreso, las asambleas departamentales o concejos municipales, y sus funcionarios son recomendados de quienes los eligen, a quienes obedecen a pie juntillas. Saquen sus conclusiones. Generalmente la furia sale cabalgando y regresa a pie.