Ismael Botina popular maestro Buchón, en sus tiempos mozos, por allá 1920, fue minero de socavón de pura cepa; trabajó en las minas del Decio, municipio de Santacruz Guachavéz, en la mina “El Tábano” propiedad de la familia del Presidente de Colombia, Mariano Ospina Pérez. La explotaban compañías colombo-canadienses, que llegaron con sofisticados elementos para perforar las montañas e instalaron campamentos a los obreros con lujos llamativos de ese tiempo, como por ejemplo plantas eléctricas y cómodos dormitorios dotados de unos catres plegables, muy bonitos.
Todo el tiempo, antes de la llegada de los españoles se explota el oro de las entrañas de Nariño. La novela Chambú del escritor Guillermo Edmundo Chávez, narra las peripecias de los mineros en el cerro Gualcalá y la Oscurana.
En la zona del rio Telembí, se instalaron compañías norteamericanas y explotaron hasta cansar la tierra. En ese tiempo, existió una agencia del banco de la república, encargada de comprar el mineral, y desde los lejanos pueblos llegaban los campesinos a vender oro, como si fueran papas. La explotación se hacía a pico y pala, usando rudimentarios molinos con pisones de madera y mercurio, todo a escala artesanal.
Llegó la ambición de los emporios del oro, metieron retroexcavadoras que acabaron con el medio ambiente. Depredaron la naturaleza. Hoy, el oro es el detonante de la guerra, que buscan apoderarse los grupos armados.
Según los datos que revela el gobernador Luis Alfonzo Escobar, todo nuestro oro, se fuga hacia el departamento de Antioquia, desde donde se exporta. Calcula, que Nariño, produce un promedio de cuatro toneladas anualmente, y por eso plantea crear una empresa pública, donde cabría la venta de acciones para que todos podamos formar parte de esa empresa estatal. Algo similar a Ecopetrol, dedicado al oro. Dice el gobernador: “si formalizamos la minería, el departamento recibirá por utilidades y regalías, un promedio de seis billones de pesos, es decir una cuarta parte de lo que hoy es su producto interno bruto PIB”.
La propuesta viene caminando, ya se han formalizado 120 asociaciones de pequeños mineros artesanales, dispuestos a formar parte de esa gran empresa comercializadora de nuestro oro.
Hoy, la lucha de los grupos armados ya no es por el dominio territorial de la coca. La lucha de hoy, se concentra en el dominio del metal precioso. Si se formaliza su comercio, avanza la paz tan anhelada.
La propuesta busca crear tres distritos mineros: Iscuandé, El Charco y la Cordillera,
El oro que se extrae de las entrañas de nuestras montañas, es uno de los mejores en cuanto a calidad en el mundo. Confiemos que esta iniciativa del gobernador, que ha recibido el espaldarazo del Presidente Petro, se haga realidad y pronto volveremos cantar, aquella canción del Chambú…Soy el minero mejor de Ambiyaco y Guelmambí… y en las serenatas, la otra canción….los aretes que le faltan a la luna… serán hechos con oro nariñense.

