El papel de la oposición en todo gobierno es de suma importancia en tanto que representa la mirada atenta que vela porque los que ejercen el poder hagan buen uso de él, no abusen de cuanta gabela puede otorgar el poseerlo y por que los beneficios derivados de su ejercicio alcancen para todos los gobernados. No es sano que el gobernante crea y hasta llegue actuar convencido de que nada ni nadie puede permanecer vigilante a cuanto hace o deje de hacer.
Nunca y en ninguna parte del mundo los resultados de un gobierno sin control ni obligado a rendir cuentas sobre las obras realizadas han permitido calificarlo de excelente, ni siquiera de medianamente bueno, todo lo contrario, la historia está ahí para recordarlo como eso que no puede volver a suceder. Los gobiernos que eliminaron a la oposición o cuando menos le limitaron su accionar impidiéndole actuar como órgano de control, lo hicieron porque obtuvieron el poder para arrasar con los recursos públicos, depredar las instituciones, en cuanto que todas ellas fueron puestas únicamente a trabajar en favor de su bienestar y las que no lo permitieron simplemente se eliminadas.
Ahí en donde la oposición no es apreciada el despotismo o autoritarismo privatiza el Estado y lo pone en fusión de las necesidades de quien se hace elegir y reelegir en contubernio con sus aduladores, ese pequeño circulo de personas que buscan sostener al tirano el tiempo que les sea posible porque acosta del sufrimiento de los marginados ellos consolidan sus fortunas.
Por esta razón donde existe la democracia la oposición es aceptada, más cuando se garantiza la libertad de pensamiento y de expresión, al aceptarse la existencia de la diversidad de criterios con respecto al manejo de la economía, la estructura del Estado y los modelos de gobierno. Señal de que es así es el continuo llamado a debatir propuestas, examinar los proyectos y plantear alternativas de soluciones para los problemas que no solo aquejan a un sector de la sociedad sino a toda. Donde existe la oposición también se encuentra abundancia de ideas y es notorio el deseo y la predisposición a trabajar colaborando.
No por razones diferentes no solo se respetan los foros oficiales, sino que con ellos los de carácter civil como suelen y deben ser desde los medios masivos de comunicación hasta las reuniones callejeras casuales o programadas. A ningún gobernante demócrata puede fastidiarle la discusión que pone como tema central la obra del gobierno, puesto que nada peor puede superar a la reacción del pueblo derivada de la mordaza que se le impone.
Toda oposición verdadera sabe bien cuál ha de ser su papel, que no contempla para nada y en nada el convertirse en obstáculo atravesado en el camino del gobernante con la mezquina intención de provocar su caída. Porque la oposición seria esta obligada a demostrar durante el debate que tiene argumentos con los cuales sustentar la validez de sus propuestas y (o) la inconveniencia de los planteado desde el gobierno.
Una oposición real se mueve bajo la luz y como los jugadores de cartas honrados mantiene las mangas de sus camisas recogidas porque le interesa dejar constancia de que no sabe de truquitos o simplemente no requiere de trapisondas y jugaditas sucias. Los opositores al régimen no se alían con oscuros personajes para aprovechar de ellos su arsenal o su capital o las dos cosas cuando se necesite ante la pobreza de discurso, de contrapropuestas, justificaciones lógicas y ejemplos de que cuanto afirman es verídico. Porque los opositores del gobierno como morales contendores no están llamados a jugar por fuera de las normas o a hacerlo apropiándose de las reglas para amoldarlas en pro de sus intenciones. La oposición juega limpio. ricardosarasty32@hotmail.com

