Río de Janeiro, 30 de octubre de 2025 – Autoridades brasileñas reportaron hoy el cierre de una operación relámpago en las favelas de Rocinha y Cidade de Deus, que dejó un saldo trágico de al menos 104 muertos, entre ellos 12 policías, 67 presuntos narcotraficantes y 25 civiles confirmados, en lo que el gobernador Claudio Castro califica de «guerra por la paz». La redada, lanzada el miércoles con 5.000 agentes de la Policía Militar y el BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), buscaba desmantelar células del Comando Vermelho, pero se convirtió en caos cuando las bandas contraatacaron con drones cargados de explosivos caseros, impactando vehículos policiales y causando bajas.
Videos virales en redes muestran drones sobrevolando las colinas, lanzando granadas artesanales, una táctica inspirada en conflictos en Medio Oriente y adoptada por el crimen organizado brasileño. «Es una guerra asimétrica; usan tecnología barata contra nuestro arsenal», admitió el secretario de Seguridad Pública, Allan Turnowski. La ONU ha condenado las «ejecuciones extrajudiciales» reportadas, con Amnistía Internacional documentando 40 civiles muertos en fuego cruzado, incluyendo niños. El presidente Lula da Silva, en un tuit, respaldó la operación pero exigió investigaciones independientes: «La seguridad no justifica masacres». En respuesta, el Congreso debate reformas para regular el uso de fuerza letal, mientras favelas vecinas como Complexo do Alemão se blindan con barricadas.
Economistas proyectan un impacto de 500 millones de reales en el turismo, con Río en alerta máxima. Un residente de Rocinha relató a GloboNews: «El tiroteo duró 48 horas; el cielo estaba lleno de zumbidos mortales». Esta escalada, la peor desde las Olimpiadas de 2016, resalta la crisis de seguridad en Brasil, donde el homicidio supera los 40.000 anuales.

