Como si de la Edad Media se tratara, el mayor del Ejército colombiano avaló, organizó y presenció un «rito de iniciación» cruel y humillante en el que dos mujeres subtenientes se vieron sometidas a vejámenes y pruebas de intenso dolor en Bogotá.
El culpable de tales infamias responde al nombre de Mario Alberto Sierra Zambrano, quien fue suspendido por un mes por la Procuraduría.
Estos «ritos de iniciación» consistían en: «debían actuar en el sector de la piscina, sacar los sables y hacer una serie de cosas que están prohibidas por la institución».
Después, «les decían que ingresaran a una habitación en un lugar que denominaban guardia de campaña, en el cual se activaba una granada de humo y generaba un aparente incendio. Las uniformadas en ese escenario debían buscar sus gorras o quepis, que usan como atuendo».
Finalmente, las obligaban consumir licor, con ají y pimienta en vainillas tipo 105.
Cabe destacar que por este mismo caso la Procuraduría abrió una investigación contra las subtenientes Viviana Marcela Perdomo y Claudia Juliana Miranda.
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