Por : Víctor Rivas Martínez .
La crisis que vive el sur de Colombia nos obliga a pensar en grande. Nada de pequeñeces, de mezquindades o protagonismos politiqueros.
Pensar en grande, significa gestionar proyectos de envergadura que nos permitan impulsar nuestro desarrollo económico y social, tales como la construcción de: La doble calzada Popayán -Pasto; la variante de San Francisco a Mocoa; el fortalecimiento del Puerto de Tumaco, la optimización de los aeropuertos de Pasto, Ipiales, Tumaco y el poliducto de Popayán a Pasto.
Si tuviéramos el poliducto estaría resuelto al menos el 50% de nuestra crisis; ya que por este medio tendríamos gasolina, ACPM, y gas, combustibles indispensables para nuestra movilidad y subsistencia.
La doble calzada exige una inversión, según los expertos de cerca de 12 billones de pesos; sobre la variante de San Francisco a Mocoa, 1,2 billones. Sobre la optimización del puerto de Tumaco, y del eventual poliducto, no se conocen cifras que orienten su posible ejecución.
De estos proyectos venimos hablando desde hace más de 40 años. Los responsables de que no se hayan ejecutado son todos los gobernantes que han manejado los destinos nacionales y regionales. Los responsables de nuestro atraso son: presidentes, gobernadores, alcaldes, senadores y representantes, quienes, de manera indolente, han privilegiado intereses subalternos a los estratégicos para los nariñenses.
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De esta responsabilidad nadie puede lavarse las manos. Este departamento lo han manejado los partidos tradicionales, como: Liberales, conservadores, de cambio radical, de la “U”, incluso de quienes se denominan alternativos. Sobre este particular sin temor a equivocarnos podemos decir, que quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.
Este no es el momento de llorar sobre la leche derramada. Hoy tenemos la obligación de respaldar nuevas figuras, para que asuman la responsabilidad de liderar estos proyectos, porque quienes nos han representado como quienes han gobernado, no han demostrado capacidad para dirigir nuestros destinos regionales.
No hacerlo, o reelegir a quienes ya han estado en el gobierno, o en el congreso y han pasado sin pena ni gloria, sería una gran equivocación.

