Una nueva fuerza política de izquierda tomó forma en Colombia tras el anuncio del gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, y del influenciador y activista político David Alejandro Racero, conocido como “Mr. Taxes”. Ambos líderes confirmaron la creación de una coalición progresista alternativa al Pacto Histórico, el bloque oficialista del presidente Gustavo Petro.
La nueva alianza reúne a 11 partidos y movimientos regionales, entre los que se destacan Fuerza Ciudadana (de Caicedo), sectores independientes y agrupaciones que buscan un espacio distinto dentro del espectro progresista. El objetivo es construir un proyecto político propio para las elecciones legislativas y presidenciales del 2026, desmarcándose de la agenda y de los liderazgos del actual gobierno.
🔹 ¿Por qué nace esta coalición?
Los impulsores aseguran que el país necesita un proyecto de izquierda que:
- Tenga mayor autonomía frente al gobierno nacional.
- Recoja demandas regionales fuera de Bogotá.
- Responda a ciudadanos inconformes con el rumbo del Pacto Histórico.
- Defienda agendas sociales y ambientales sin depender del Ejecutivo.
La coalición también incluyó un acercamiento con el partido Comunes, heredero político de la ex-guerrilla de las FARC, que atraviesa una crisis interna. Este movimiento sería un “salvavidas” político según sus propios voceros, pues buscan mantener representación en el Congreso.
🔹 Proyección electoral
El bloque planea:
- Inscribir listas al Senado y Cámara en 2026.
- Competir con el Pacto Histórico por el liderazgo de la izquierda.
- Promover precandidatos presidenciales alternativos.
Aunque no se han anunciado nombres definitivos, Caicedo y Racero tendrán un papel protagónico en la construcción del programa.
🔹 ¿Qué significa esto para la política colombiana?
El surgimiento de esta coalición marca un reordenamiento de la izquierda, que ahora tendrá al menos dos grandes polos para las elecciones de 2026:
- El Pacto Histórico, respaldando la continuidad del proyecto petrista.
- La nueva coalición alternativa, que intenta captar el voto inconforme dentro del mismo sector.
Analistas consideran que esta división podría fragmentar el voto progresista, pero también abrir debates internos sobre la renovación del liderazgo y la gobernanza del país.

