En los años sesenta tuve la oportunidad de conocer al maestro Francisco Burbano, quien de manera empírica aprendió a reparar las viejas victrolas, que elegantemente tenían los bares la Milonga, las Vegas y el Molino Rojo, cerca de la plazuela Santander y a la antigua plaza central de mercado.
En su interior estaban los discos en acetato de 45 y 78 revoluciones por minuto, cuyos listados de las canciones ilustraban su pantalla y si usted quería escucharlas debía depositar una moneda y presionar el número correspondiente, para accionar el mecanismo del brazo que llevaba al disco al tornamesa.
Su excelente trabajo lo heredó su hijo, Francisco Javier Burbano López, a quien sus compañeros de la gallada del barrio San Felipe, lo llamaban cariñosamente “Pacho Radiolas”, realizando el mantenimiento de los traganíqueles hasta comienzos del siglo XXI, los cuales, por la influencia de la tecnología moderna, desaparecieron de estos establecimientos de gran distracción y recreación, teniendo que especializarse en la reparación de los modernos equipos de sonido, televisores, radios transistores, neveras, lavadoras y hornos microondas. Realizando nuestros radiotécnicos sus estudios por correspondencia en la High School, que ofrecía una gran variedad de tecnologías de alta calidad y con la asesoría de profesionales especializados en su ramo. En sus talleres de reparaciones exhibían los diplomas que los acreditaba para prestar sus valiosos servicios.
Otros nariñenses se matricularon en los Cursos de Electrónica Básica, que viene ofreciendo el Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, la Universidad de los Trabajadores, en donde sus instructores les enseñan la naturaleza de la electricidad, los circuitos electrónicos, las magnitudes electromagnéticas y las leyes básicas de la electrónica.
En estos niveles los estudiantes reciben sus clases de manera presencial, tanto en contenidos teóricos y lo más fundamental la práctica supervisada, para que alcancen las calificaciones mínimas, requeridas para aprobar sus estudios. Además, para lograr su buen desempeño en su vida profesional, reciben las recomendaciones básicas y fundamentales para atender a sus futuros clientes, aplicando los principios de honradez, responsabilidad, trabajo calificado, precios justos, honorabilidad, cumplimiento y plenas garantías en los trabajos realizados.
En días pasados solicité los servicios de un técnico enviado por una casa que construye neveras en Medellín y luego de una ligera inspección, diagnosticó: “Su nevera esta vieja, debe salir de ella y comprar una nueva. Escoja de este catálogo la que le guste, con facilidades de pago”. O sea que no me enviaron a un técnico sino a un vendedor.
Entonces llamé al señor Jairo Parra, egresado del Sena, quien me manifestó que la nevera necesitaba el cambio de la perilla del Dámper, el suiche del ventilador y algunos sensores cerca al motor. Terminado el trabajo me elaboró la factura en donde quedó estipulada la garantía de tres meses por los trabajos realizados.
Me manifestó que esta nevera No Frost es de gran calidad, con buenos imanes y cauchos en las puertas, un excelente motor-ventilador, bandejas metálicas y grandes cajones para vegetales. Gracias a Dios contamos con su excelente trabajo.
Le comenté que al equipo de sonido comprado hace treinta años le hice adaptar un componente con memoria USB y Bluetooth, quedando de última generación.
Por: Jorge Enrique Tello Chávez

