Ante la delicada crisis por la que estamos atravesando en el Departamento de Nariño, donde el panorama es bastante desalentador con una carestía de todo, lo que tiene paralizados varios sectores, entre ellos el de la construcción, nos parece que el único camino que nos queda es que el Gobierno Nacional declare la Emergencia Económica para esta zona sur del país.
La verdad no vemos otra alternativa, puesto que cada día que pasa, la situación se agrava en detrimento de miles de personas, quienes ven como en estos momentos, ante el prolongado cierre de la vía Panamericana que nos aisló del resto del país, son muchos los productos básicos que son imposibles de hallar y los que se consiguen, han llegado a precios astronómicos, con lo que no hay bolsillo que resista.
Nos parece sin querer pecar de exagerados, que las dificultades de ahora superan a las que ya vivimos cuando la pandemia y el estallido social, cuyos bloqueos y protestas hicieron que a Nariño no pudiera llegar nada, ni tampoco salir.
«Lo cierto es que hoy, todos los estamentos sociales de Pasto y el departamento, claman para que el Gobierno Nacional atienda esta petición perentoria, como lo hicieron en las últimas horas en la capital nariñense, los vendedores de las plazas de mercado, quienes saben por bien, por las verdes y las maduras que estamos atravesando».
Ahora tenemos que un desastre natural, como lo fue el derrumbamiento de toneladas de tierra, en el sector del municipio de Rosas, en el vecino Departamento del Cauca, es el que nos provoca esta catástrofe la cual nos tiene con los brazos cruzado.
Tenemos entonces, que, debido a este terrible estado de cosas, solo queda pensar en la declaratoria de la Emergencia Económica, que es una figura que reviste al señor Presidente de la República, de poderes especiales, para que con su firma y la de su gabinete, pueda expedir de manera rápida decretos, sin que los mismos tengan que pasar por el estudio del Congreso.
Precisamente, esto es lo que necesitamos con carácter urgente en nuestro Departamento de Nariño. Que se nos brinde ayuda, pero de manera inmediata, puesto que hoy, cuando ya estamos a un mes del aislamiento, las cosas en materia de desabastecimiento y de precios que se subieron hasta las nubes, ya pasaron de castaño a oscuro, motivo por el que estamos vislumbrado un panorama francamente desalentador.
En este orden de ideas necesitamos en estos instantes que se nos entreguen recursos para estimular la generación de empleo y reactive nuestra economía, a la vez que se ponga en marcha la disminución o exoneración de impuestos, así como la creación de mecanismos mediante los cuales las entidades financieras otorguen mayores plazos o alivios a los créditos a los acreedores para que ante la crisis, estos puedan cumplir con sus obligaciones y a la vez que estas mismas entidades crediticias inicien programas de créditos blandos, con la garantía del Gobierno Nacional, lo que facilitará el sostenimiento de la micro y pequeña empresa, sectores que suelen ser los más afectados por crisis como las que enfrentamos los nariñenses en este difícil comienzo del año.
Precisamente, esto y otros beneficios más, son las bondades que tiene la Reforma Económica, herramienta que se aplicó por última vez, en el año 2020 debido a la aparición del Covid-19, la cual nunca se debe extender por más de 30 días.
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Por lo tanto, seguimos pendientes de las determinaciones que debe tomar cuanto antes el Gobierno Nacional, en el sentido de decretar o no, la Emergencia Económica para el Sur de Colombia.
Lo cierto es que hoy, todos los estamentos sociales de Pasto y el departamento, claman para que el Gobierno Nacional atienda esta petición perentoria, como lo hicieron en las últimas horas en la capital nariñense, los vendedores de las plazas de mercado, quienes saben por bien, por las verdes y las maduras que estamos atravesando.