Después de una campaña electoral llena de ataques, oprobios y conflictos entre los seguidores de uno u otro candidato, queda el sinsabor de que la vida continúa y haya ganado o perdido nuestro aspirante, tendremos que mirar a los ojos a familiares, amigos y conocidos con los cuales discutimos por cuestiones políticas.
Para muchos esta campaña fue desgastante porque cada minuto las redes sociales publicaban un nueva ‘prueba’ de por qué el candidato contrario no merecía el voto de las personas y así estuvimos viendo en todo este proceso preelectoral videos, memes, publicaciones, noticias falsas – ‘fake news’ y comentarios de un sinnúmero de ciudadanos que, sin argumentos sólidos, solo insultaba y atacaba al otro por pensar diferente.
Y eso es algo que debemos corregir como colombianos, porque después de décadas de violencia bipartidista no podemos olvidarnos que si seguimos así nunca pararán los muertos que el conflicto dejó en nuestro país.
Ahora piense… ¿sirvió de algo esa publicación en redes atacando a su amigo o familiar por no pensar como usted en materia política? ¿Le pareció sensato debatir y atacar a un desconocido porque estaba apoyando a un candidato que no era de sus afectos? ¿Las personas por su meme o publicación cambiaron de opinión y votaron por la opción que usted apoyaba?
Seguramente la respuesta a esas interrogantes es no, porque el voto de la otra orilla, también fue un voto consciente, pensado y analizado. No es posible que se crea que solo lo de uno está bien y lo de los demás está mal, se puede apoyar, sin atacar las opciones de las personas que piensan diferente, eso lo debemos aprender como sociedad, ya no podemos seguir enfrascándonos en discusiones ‘bizantinas’ creyéndolo al otro ignorante porque no se acoge a los preceptos que nosotros creemos correctos.
Antes las familias cuando se sentaban a la mesa emitían un precepto para la salud mental del hogar y que en cierta medida mantenía la armonía: “en la mesa no se habla ni de política, ni de religión, ni de futbol”, esto lo deberíamos trasladar a las redes sociales, ya que hay que pensar que estamos atacando el apasionamiento del otro y como dicen en una frase de la película ‘El secreto de sus ojos’: “Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar de pasión”.
Por: Alvaro Moreno Díaz

