Pablo Emilio Obando A.

No es tiempo de temores

Hoy toma juramento como presidente de los colombianos el economista Gustavo Petro Urrego. Hombre de extracción popular, carismático, amado y odiado, pero jamás ignorado. Un estadista en todo el sentido de la palabra. En estos instantes Petro es Colombia.

Como en todo cambio, surgen esperanzas y temores. Deseos de paz, progreso y bienestar para todos. Las plazas se llenan de banderas, consignas, lágrimas y sonrisas. El fruto de una lucha por alcanzar el poder se vuelve realidad. El anhelo de equidad social y económica aflora en los corazones, en las gargantas se vuelve grito el sueño de una colectividad que se negó a renunciar a sus aspiraciones de un renovado y sentido cambio.

 

«Es el momento de invertir en Colombia, en su gente, con sentido humano. Esa es la mejor empresa que emprendemos los colombianos. Su fruto será la paz y junto a ella esa justicia que se desbordará al mundo para atraer inversión de capitales y crecimiento empresaria».

 

En la orilla opuesta existe temor y expectativa. Quizá el deseo de un contundente fracaso que les dé la razón en sus inquietudes. O tal vez la convicción de que ellos tienen la verdad y Colombia se arrepentirá de su equivocación.

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Pero no es tiempo de temores, ni malos deseos. Los empresarios deben tener la seguridad que las medidas políticas y económicas de Gustavo Petro contribuirán al fortalecimiento de los intereses gremiales. Es verdad que se necesitarán ajustes y cambios, los requeridos para iniciar el tránsito hacia un país moderno y soberano. No podemos quedarnos en miradas miopes que entorpecen el gran salto hacia nuevas estructuras industriales.

Debemos dar un paso adelante, superar temores, vencer miedos, avizorar ese otro horizonte que se dibuja ante nuestros ojos. Es el momento de invertir en Colombia, en su gente, en su desarrollo con sentido humano. Esa es, sin duda alguna, la mejor empresa que emprendemos los colombianos. Su fruto será la paz y junto a ella esa justicia que se desbordará al mundo para atraer inversión de capitales y crecimiento empresarial.

Por: Pablo Emilio Obando A.