Aníbal Arevalo

Nicolás es Nicolás

La acción más pertinente en una comunidad es el grado de empatía que alcanzan sus dirigentes con sus gobernados, y esto se tiene que hacer desde el inicio del periodo de gobierno, porque después, cuando se pierde la confianza, es difícil lograrlo. El alcalde de Pasto, Nicolás Toro, está demostrando con los hechos que viene haciendo una buena administración. Así lo ha demostrado con una actitud humilde, sin nada de aspavientos, en el corto tiempo de su administración.

Hemos sido testigos de a actitud diligente del alcalde Toro en la atención de la emergencia que se presentó en el sector suroriental de la ciudad con la avalancha e inundación en el sector suroriental de la ciudad, con el represamiento de la quebrada Guachucal, a raíz del taponamiento del box culvert. De no darle una atención oportuna, la historia sería diferente.

Sencillamente estaba en peligro de ser arrasada la principal central de abastos con que cuenta la ciudad, conocida como e mercado El Potrerillo. Fueron varios días en los cuales reinó la incertidumbre de lo que podía pasar si no se desalojaba el agua con prontitud, Para ello fue necesario traer maquinaria y motobombas de gran capacidad del interior del país. Asimismo, la presencia del director general de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), Carlos Alberto Carrillo Arenas, demostró la presencia del Gobierno Nacional en el territorio.

De igual manera se debe reconocer, de manera muy meritoria la acción decidida del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pasto, la Defensa Civil, la Cruz Roja, Empopasto, Policía Nacional, Ejército de Colombia, entre muchos organismos de socorro y vigilancia que logramos observar, y, todo, con la coordinación del alcalde Nicolás Toro, a quién se lo observó desde la madrugada y hasta el anochecer haciendo presencia en el lugar con el equipo de gobierno.

Fue necesario evacuar a los usuarios de la plaza de mercado que son centenares, y reubicarlos en partes altas donde no corrieran peligro. Por fortuna la naturaleza conspiró a favor de las buenas acciones, y, por fortuna, no se presentaron lluvias que agravaran el riesgo de desastre, lo que permitió que trabajaran operarios y maquinaria en el proceso de destrabar el cauce del agua. Con el paso de los días y, al cabo de una semana, se observa una ostensible disminución del nivel del agua; lo que hace que las cosas vuelvan a la normalidad.

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Retornaron los estudiantes a clases, los usuarios de la plaza de mercado volvieron al nicho que les pertenece. Mientras que la Ungrd sigue trabajando y los campamentos instalados en el lugar permanecen hasta que desaparezca el riesgo, los usuarios de la plaza de mercado están muy agradecidos con el alcalde de Pasto, por tan magnifica gestión: les evitó perder sus mercancías en medio del lodo que se pudo haber desparramado; y evitó que se perdiera lo más valioso: las vidas humanas.

Es por ello, que los usuarios del mercado El Potrerillo y comunidad de los barrios aledaños, buscan afanosamente al alcalde para imponerle una capa de superhéroe y una corona de laurel, como capacidad de gestión y saber dirigir un equipo bien consolidado que le obedecen sus decisiones.

En adelante Nicolás Toro será recordado y tenido en cuenta en los actos patrióticos, y cada vez que se presente una inundación de grandes proporciones. Y a propósito, mirando el almanaque Bristol dice que Nicolás de Tolentino fue un fraile, sacerdote, místico y protector de las inundaciones cuando se desbordan las quebradas.

Señor alcalde, con todo el respeto, merece nuestra felicitación, y esperamos que su administración marche por la senda del bien. Nada mejor que le vaya bien al alcalde, para que al municipio le vaya bien.

Si alguien mira por ahí al alcalde Nicolás Toro, díganle que lo estoy buscando para invitarlos a comer un cuy.