Sin lugar a dudas todos los cristianos, católicos y no católicos ya estamos viviendo la alegría de la Navidad, la que empieza con la llegada del mes de diciembre, el mes más esperado por todos: niños, jóvenes, adultos, mayores, etc, todos sin excepción, empezamos a vivir la alegría que nos trae este mes, pues ya se escuchan los hermosos villancicos, ya se observan las residencias engalanadas con sus variadas luces, anunciando a todos que ha llegado diciembre, que ha llegado Navidad.
Ya los pesebres y el árbol de Navidad en nuestra casa están listos, y todos, taladre ando los villancicos nos vamos contagiando de la belleza de este mes; los vecinos y las Juntas de Acción Comunal, ya preparan la novenas las misma que se reza, en el templo parroquial, en el barrio y nuestro hogar alrededor del pesebre con toda la familia, saboreando los exquisitos buñuelos, los tamales y las empanadas, con la tradicional preparación casera, el maravilloso legado de las abuelas, pues es la novena el pretexto ideal para encontrarnos todos.
Pero qué bueno que también en nuestro interior, igualmente empecemos con un cambio de actitud, con una actitud positiva, una actitud de esperanza, una actitud de solidaridad, una actitud de conciliación, una actitud de perdón; esperemos la Navidad al rededor del Pesebre y confiemos que, con la llegada del Divino Niño volvamos a vivir en paz con Dios, con nosotros mismos, con la familia, con los amigos, también con nuestros enemigos, si los tenemos y ante todo también en paz con la Naturaleza, porque no olvidemos que todos somos parte de ella, de esa naturaleza que poco a poco la estamos deteriorando.
AL MÁRGEN: Pero que ojalá este algarabía, este bullicio, esta alegría que todos experimentamos en esta época de Navidad, no se vaya a ver empañada con la utilización de la pólvora, que tanto daño ha causado no solo en los niños sino también en los adultos. Desde estas páginas hacemos nuestro llamado a los padres de familia a evitar el uso de ella y a nuestras autoridades de Policía, especialmente, a poner más control, en la distribución y comercialización de la misma que todos sabemos quiénes y dónde se la elaboran, incluso con la mirada “alcahueta” de nuestras autoridades.

