Por: Ricardo Sarasty.
Se entiende por milagro el suceso extraordinario carente de explicación en el ámbito de lo físico y por lo tanto las causas no pueden pertenecer sino al orden sobrenatural o divino. En la realización de los milagros los seres mortales actúan solo como intermediarios y en la calidad de destinarios de ellos, por lo que nadie puede esperar de un humano común la realización de uno o varios milagros por más cercano a lo divino que este, en este caso si hay que decirlo, vivo o muerto. Aunque mucha gente difunda por ahí como suceso de no creer, entiéndase creer sin razones para ello, un hecho supuestamente inexplicable, en apariencia sin justificación, apresuradamente calificado como milagro y de igual manera excepto de cualquier duda por ser una manifestación divina y como tal por fuera de la investigación científica.
Ya en el decir cotidiano un milagro no puede ser más que un acto sorprendente. Qué milagro se te ve por aquí, suele ser una parte del saludo con el cual se recibe a la persona que regresa a un lugar después de cierto tiempo y sin advertir de su llegada. Cuando alguien participa en alguna acción sin haber tenido la costumbre de hacerlo también recibe la exclamación: ¡qué milagro! Así como cuando sin ninguna advertencia previa algo que toma forma o se pone de presente, si se ha esperado, no en el momento en el que se sucede. Por lo que si se identifica el milagro como parte del existir es por lo que está fuera de lo común y en ese contexto posible. Pues el asar como lo decía Nietzsche es el mejor bufón con el que contamos y dentro de la ley de las probabilidades todo tiende a ser posible de ser, como acontecimiento que de no poderse probar con ningún método científico no por ello debe acudirse necesariamente al reconocimiento de la explicación sobrenatural.
En la naturaleza y durante el transcurso de la existencia de todo ser pueden sucederse muchos imprevistos. Llamándose así a los acontecimientos que no se advirtieron ya porque se tuvo la convicción de que algo iba a suceder en cualquier momento o porque nunca se creyó en la posibilidad de que se sucediera, aunque se sabía bien de la capacidad o disposición para realizarlo existente en el objeto o ser de dónde provino el hecho que termina nombrándose como milagro. Pero no lo es porque no obedece a lo fortuito ni se puede contemplar como extraordinario. Ya decía René Higuita que la tajada del escorpión la había practicado mucho tiempo antes del partido de futbol formal en el que la hizo y le resultó un acto acrobático excelente. Conocedores de la calidad de atleta y de su personalidad no puede asegurarse que haya sido un milagro ni la atajada del balón acrobática como tampoco el que no le hayan marcado el gol. Más aún porque también le marcaron goles inesperados al contar con la confianza de que los podía atajar. Lo que permite demostrar que si los milagros no existen el asar si forma parte de la existencia y juega parte importante en los resultados de todo cuanto se haga.
Nadie hace milagros, aunque existen los que promocionan contar con virtudes para realizarlos. Ese variado surtido de hombres y mujeres cuya ocupación consiste en demostrar de cualquier forma como funcionan sus dones sobrenaturales mediante los cuales hacen posible lo imposible. Lo extraño entonces no son sus milagros y mucho menos los artilugios a los que recurren para hacer lo que hacen, lo raro consiste en su proceder ante los que intentan mostrar que la realidad solo admite ser cambiada mediante el trabajo constante y consecuente porque como reza el dicho Roma no se hizo en un día. @Ricard0

