Muere adolescente de 14 años en un aparatoso accidente de tránsito

Una nueva tragedia enluta a una familia nariñense y pone en el centro del debate la creciente práctica del Gravity Bike, una modalidad extrema de ciclismo que ha ganado popularidad entre adolescentes y jóvenes en varias regiones de Colombia. Esta vez, la víctima fue un menor de tan solo 14 años, quien perdió la vida en la mañana del pasado domingo mientras descendía por la carretera Panamericana, entre Pasto y Chachagüí, a la altura del kilómetro 27.

Según versiones preliminares, el joven se encontraba practicando Gravity Bike, una disciplina que consiste en descender a alta velocidad por carreteras empinadas utilizando bicicletas modificadas, comúnmente sin pedales y, lo más preocupante, sin frenos. La falta de elementos de protección personal como casco o traje reforzado habría contribuido a la fatalidad del accidente.

Aunque el Gravity Bike no es nuevo en Colombia, su auge entre jóvenes de barrios populares ha encendido las alarmas de las autoridades, especialmente por la carencia de medidas de seguridad, la ausencia de normativas que regulen su práctica y el uso de vías públicas sin autorización ni supervisión.

«Es una actividad que combina la adrenalina con un alto riesgo. El problema es que muchos jóvenes la realizan sin preparación, sin equipo adecuado y en carreteras donde circulan vehículos pesados a gran velocidad», señaló un vocero de la Secretaría de Tránsito de Nariño.

La carretera Panamericana, una de las más transitadas del sur del país, ha sido escenario de múltiples incidentes relacionados con esta práctica. En zonas como Chachagüí, Buesaco y La Florida, se ha documentado la presencia recurrente de adolescentes descendiendo en bicicletas modificadas, muchas veces grabando sus maniobras para redes sociales, en busca de likes o reconocimiento virtual.

El Gravity Bike ha sido popularizado por videos en plataformas como YouTube, TikTok e Instagram, donde se presentan descensos vertiginosos como hazañas impresionantes. Sin embargo, pocas veces se muestran las consecuencias fatales o las secuelas físicas de los accidentes.

«Uno ve esos videos y se emociona. Parece fácil, pero es muy peligroso», comenta Andrés*, un joven de 17 años que practica Gravity Bike en las afueras de Pasto. «A veces nos hacemos nuestras propias bicicletas. Quitamos los pedales, bajamos el asiento, le ponemos ruedas de alto rendimiento. Pero los frenos… no muchos los usamos».