Por Mauricio Fernando Muñoz Mazuera
Durante estos días las redes sociales de la Alcaldía de Pasto se han llenado de publicaciones sobre la obtención de premios a diestra y siniestra, primero sobre superación de índices de pobreza y hambre, después sobre sostenibilidad, participación ciudadana y demás, pero ¿Todo esto se aplica a un contexto real?
Meses antes de obtener la distinción por «Superación de la pobreza» circuló una información en donde se mencionaba que un alto porcentaje de pastusos solo se alimentaban 2 veces al día, no olvidemos todo lo que sucedió con el PAE en un buen número de escuelas y colegios en donde, si bien es cierto, la Alcaldía solo tenía un papel fiscalizador, no ejercieron el mismo a pesar que se estaban vulnerando de forma directa los derechos de los menores de edad; entonces me pregunto ¿Cuál es el ítem para lograr estos premios?
Hace poco la Alcaldía de Pasto se alzó con el premio «Colombia participa» por la promoción en la participación de niños y jóvenes, extraño logro cuando procesos que otrora, eran importantes como Pasto compra Joven, hoy son solo un recuerdo de algo que fue, en años pasados esta feria se hacía en varias oportunidades durante el año, este 2022 oficialmente solo se hizo una vez y fue a mediados de año y con las peores condiciones de organización, casi improvisando todo y en un lugar alejado del tránsito del público. Alguien saldrá a decir que la iniciativa sigue activa y apoya otros procesos, tienen razón, pero apoyan a las roscas conocidas de las placas y los aplausos a ritmo de trompetas y bombos estridentes.
Durante la más reciente visita del Presidente de la República a Pasto, el punto central de su discurso giró en torno al apoyo a los procesos sociales de las y los líderes comunales, en medio del discurso, nuestro alcalde apoyó todo lo mencionado desde los dominios de Morfeo, pero eso sí, cuando hay fotos y vídeos en las reuniones motivadas por francachela y comilona, deja su pasividad y se pone la gorra de la acción comunal, sin embargo, de aquella promesa que hizo a los comunales sobre los cabildos y la participación, nada, como sí sucedió en el gobierno de Pedro Vicente Obando demostrando que se puede hacer un trabajo comunal serio.
En ocasiones agradezco que solo quede un año de esta administración nefasta que tanto se parece a los alumbrados navideños de Pasto, una sombra de lo que fueron, trabajo incipiente, sin amor, sin gusto, sin una verdadera planificación, todo tan similar a las luces navideñas que a 15 de diciembre se están ubicando como es el caso de las asignadas al Templo de la Panadería o incluso prometidas y no cumplidas como es el caso del Barrio El Tejar, una radiografía oportuna de la realidad de la gestión de esta alcaldía, mucho tilín tilín y nada de paletas. Por otro lado, en otras ocasiones temo que pase este año, puesto que, los candidatos que quieren llegar a dirigir los hilos del municipio, son personas carentes de criterio y liderazgo, gobernarían los mismos con las mismas en la triste figura política del «cuerpo ajeno». Sombras y tinieblas se ciernen sobre nuestro amado terruño

