Victor Rivas

Motivos para estar agradecido

Al comenzar este nuevo año tengo múltiples motivos para estar agradecido, en primer lugar tengo la vida, la salud, mi familia completa, un techo digno en donde protegerme de las inclemencias del tiempo, puedo ver, oír, degustar, sentir, puedo caminar, disfruto del sol, el viento y la lluvia. Además, tengo a Dios que siempre me protege. ¿Qué más puedo pedir?

Hay veces que somos desagradecidos y no valoramos lo poco o mucho que tenemos. Al comenzar el mes de diciembre, cuando el invierno nos golpeaba de manera inclemente, estando de pie en la ventana que da de mi oficina a la calle 21 con carrera 24, siendo las 8 de la mañana observé que un hombre que aparentaba 60 años, difícilmente se desplazaba por los andenes de ese sector, apoyándose únicamente en sus brazos y en su tronco, por cuanto carecía de sus piernas. El señor avanzaba 3 o 4 metros, se detenía, levitaba su rostro y pacientemente continuaba su recorrido que lo llevará hasta la plaza de Nariño.

Los transeúntes se hacían a un lado o pasaban presurosos, sin hacerle caso al desafortunado ciudadano. Nadie se comidió a darle la mano para facilitar el paso de la calle, sino que tuvo que hacerlo por sus propios medios, arrastrándose como lo hacía por el andén.

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Me miré, llamé la atención de dos compañeros más y dijimos: Gracias a Dios no tenemos esas limitaciones; bien o mal tenemos trabajo y si no, podemos buscarlo y conseguir nuestro sustento diario, sin tener que andar pidiendo la solidaridad ciudadana.

Iniciemos este nuevo año con entusiasmo, con fe, con alegría, siempre pensando que será mejor que el pasado. Trabajemos con dedicación, que mejores tiempos vendrán.

Si el anciano que se desplazaba arrastrando sus desgracias a cuestas, no se quejaba de sus dolencias y necesidades, sin pedir ayuda a nadie, con mayor razón nosotros no tenemos de qué quejarnos. Recibamos el año 2022, con optimismo, porque siempre debemos tener en cuenta que después de la noche, siempre llega el día y después de la tempestad siempre llega la calma.

POR: VICTOR RIVAS MARTINEZ.