Ismael Botina popular maestro Buchón, con grado de especialización en comportamiento del pueblo soberano, en tiempo electoral, se la pasa con su bicicleta Monark, dando vueltas por todas las sedes políticas de los miles de desempleados que se lanzaron como candidatos.
Apenas ingresa lo reciben lindas y sofisticadas minifalderas que le piden sus datos, nombre, cedula, lugar de votación. Esas listas son las mismas de todas las sedes, porque los vagos que andamos de sede en sede somos los mismos.
Pregunta obligatoria: ¿está el jefe o la jefa?, respuesta, no, anda en una reunión. Todos andan ocupados en reuniones.
La dama asesora pregunta: ¿quiere dejarle alguna razón?, la respuesta es la misma. No, yo quiero hablar con el dueño del circo. Pregunta, ¿y para que lo necesita?; es para para ver si nos ponemos de acuerdo en unos votos “fijos”; y comienza la retahíla, que es un líder muy conocido en el barrio, que la gente le ruega para los represente. E insiste, pero son votos “fijos”.
Estos paquetes de votos fijos se los vende en todas y cada una de las sedes. Las listas apuntadas quedan allí para que el candidato se haga ilusiones.
En una primera ronda por las sedes, maestro Buchón, se queja porqué en pocas, muy pocas están dando café con pan. Apenas están atendiendo con un pocillo de tinto aguado y eso ahuyenta al elector.
Primera recomendación para triunfar: atienda bien al visitante, asi sepa que no va a votar, ofrézcale delicioso tinto “San Juan”, y no muy chirle porque es mala señal.
En política el tiempo es relativo, se mide por fines de semana. Estamos a escasos 8 domingos, por eso toca ajustar el tren de campaña. Hay que hacer ruido, hacerse notar, salir a las calles a repartir afiches con banda papayera , ir a emisoras para que los hagan hablar, cargar niños mocosos, sonreír a cada rato; llevar plata suelta porque la gente le va a pedir para tomarse un café… mejor dicho, quedan escasos ocho domingos para ajustar todo.
En Pasto, votamos hace cuatro años 170 mil ciudadanos, ahora se esperan 200 mil. Esos divididos entre 20 listas al concejo, nos da un promedio de diez mil. Recuerden que lo primero es pasar el umbral entre todos los integrantes de la lista. Una vez pasado el umbral podemos aspirar a la cifra repartidora y si nos va bien, por lo menos uno de la lista estará elegido. Todo los integrantes de la lista, tienen que salir a la calle, a las plazas, a los parques, a buscar votos “fijos”, recuerde, la clave es “votos fijos”.
Si no fuera por estos carnavales electoreros cada dos años, seríamos un pueblo más violento. Por lo menos las elecciones, distraen al pueblo soberano.
Hay que ir de ir de sede en sede olfateando el ambiente y al primer hedor de chamusque, buscar otro camino, porque plátano que no se voltea se quema…

