Ella afirma que el caso ha estado «quieto» desde agosto. Aunque intentamos comunicarnos con el sospechoso violador, no nos respondió.
La modelo y productora de contenido Gabriela Marbella González publicó en sus cuentas de Instagram y X una denuncia en contra del fotógrafo y productor estadounidense Jesse Allen Stream, asegurando que este hombre la violó y golpeó en una finca de Copacabana (municipio del norte del Valle de Aburrá), adonde ella llegó a una cita de trabajo.
“Me contactó directamente porque él trabajó con una amiga modelo; él me vio en las redes de ella y se interesó por mi trabajo. Llevo seis años como modelo y es normal que marcas y productores te contacten por Instagram. Eso sí, uno siempre se cerciora de que quien escribe tenga trayectoria y credibilidad. Vi que había trabajado con mi amiga sin novedad y acepté. Él me pidió mi número de teléfono y dijo que su asistente se pondría en contacto conmigo. Ver que había un equipo de trabajo detrás me dio más confianza”, dijo.
Y así te podemos seguir contratando para proyectos futuros”.
Asimismo, la víctima señaló que ese primer trabajo se realizó en Rionegro, en un sitio muy conocido en el mundo del modelaje de la ciudad, donde había un equipo listo. Más tarde llegaron él, su traductor –pues él supuestamente no habla español– y su asistente de marketing.
“En esa producción se trabajó con normalidad, y tras cinco horas de producción, terminamos y me pagaron en efectivo. Él dijo que quería hacer una segunda parte del video en Medellín. Nos volvimos a ver unos cinco días después en un Airbnb en Las Palmas e hicimos unos clips. Luego fuimos al complejo deportivo Atanasio Girardot. Todo ese día trabajamos sin novedad y superprofesional”, continuó el relato de la joven.
Dijo Gabriela que el asunto se volvió turbio al final de esa sesión, pues Allen le hizo una propuesta que no le gustó, al parecer, traducida por la asistente, y frente a un socio que al parecer administra una agencia de Onlyfans en Medellín: “Me proponen un contrato de cinco años donde yo cedo los derechos de mi imagen y el acceso a mis redes sociales para que él me las trabaje y así yo crezca y llegue al estrellato. Yo jamás le creí porque nunca me ha interesado esa fama”.
Posteriormente, según Gabriela, Allen le pidió grabar un tercer video, pero en Copacabana. El rodaje iba a tomar tres días y sería para una pieza musical de un supuesto amigo del gringo. Según detalló la modelo venezolana, la sesión se pactó para hacerse el 17 de agosto en una casafinca de una parcelación en Copacabana. “Easy Money (dinero fácil)” le escribió Allen a Gabriela.
De acuerdo con lo relatado por la modelo, ella llegó al sitio el viernes 16 de agosto a las 9:30 de la noche, donde solamente estaban la asistente y Allen, no había música. “Le dije al conductor que por favor me recogiera al otro día. Decidí quedarme con ellos porque pensé que para la mañana del sábado llegaba el resto del equipo, así podíamos adelantar la sesión que teníamos en el bar Tijuana de Copacabana. Vi que ellos empezaron a estresarse y luego me dijeron que al final el bar no había prestado las locaciones para grabar, pues era quincena”.
Ante la evidente molestia de la modelo, ellos le habrían ofrecido pagarle el día. “Luego él –a través de ella– volvió a hablarme de esa propuesta de hacer parte de una agencia de scorts (acompañantes sexuales). Dijo que las modelos que yo admiraba en algún momento fueron scorts. Yo le rebatía ese concepto tan americano que él tiene de que para llegar a lo alto hay que acostarse con alguien. A él eso lo molestaba, porque no le seguía la corriente. Pero insistía. De la nada, sacó una bolsita y comenzó a consumir droga como si fuera algo normal”.
“Me alisté para dormir y él me tocó la puerta; pasó, se sentó en la cama e insistió con la oferta, entonces le pedí que se saliera. Pero cuando se iba a ir, se levantó, apagó la luz y se sentó en una punta de la cama. En ese momento me sentí incómoda, le insistí que saliera y le pedí que me dejara dormir”.
Gabriela recuerda que ese día durmió poco, pues Allen y Laura se habían pasado la noche escuchando música a todo volumen. El sábado 17, a las 9:00 de la mañnaa, despertó y ante la falta de actividad para la producción, pidió claridad a la asistente: “Ella insistía en que estaban buscando la gente y arreglando el tema del bar, pero me di cuenta de que ni a la maquilladora le habían avisado”.
Así continúa la historia que contó Gabriela: “A las 11:00 de la mañana, mientras hablaba con mi pareja para decirle que ese día me devolvía, él entró con una bolsa grande de polvo blanco, de droga, y cerró la puerta con seguro. Estaba desnudo y muy muy drogado. Yo no miré y le pedí que se saliera. Estaba totalmente aterrorizada. Intenté coger mi celular y tal vez avisarle a Laura, pero no pude. Fue cuestión de segundos, él se me tiró encima (…) empecé a gritar. Siempre luché, le clavé las uñas en los ojos, en los genitales, en cualquier parte para que me soltara, pero eso lo motivaba a atacarme más. Fue extremadamente violento. Le pedí que no me hiciera nada, pero él me golpeaba, me ahorcaba. En inglés me decía que no iba a salir de ahí viva. Me lo dijo como si fuera algo que dijera todos los días en un tono hasta irónico… Me violó… sin compasión ni arrepentimiento durante media hora.
Tras la violación, Gabriela comenzó a pensar en cómo salir del cuarto. Contó que no encontró mejor opción que hacerle creer a Allen que cedía. “Me le metí por el lado de la comida: le dije que yo necesitaba comer e incluso que él debía comer algo. Todo con mucha cautela, porque un paso en falso era jugarse la vida. Salí y me encontré con Laura (la asistente), le conté lo que había pasado y ella aparentó entrar en shock, yo sentí en ese momento que ella era una víctima y que debíamos salir ambas, porque si no íbamos a terminar muertas. Pensé en llamar a la Policía, pero recordé que él la noche anterior, mientras hablábamos de sus propuestas, me había lanzado unas amenazas indirectas: que él era un ‘gangster’ y que estaba implicado en algunas ‘cosas’ y que tenía ‘contactos’ que lo sacarían de problemas”, dijo la joven.
La esperanza de la modelo se centró en el conductor que la había llevado la noche anterior, quien por fortuna ante el llamado de urgencia de la mujer sintió que algo pasaba; llegó rápidamente a la lejana unidad residencial. Resumiendo el relato, según Gabriela, Allen presuntamente la amenazó, le dijo que no podía irse porque esa noche tendría una fiesta con sus “amigos”.
Por fortuna, el conductor logró llegar hasta la entrada de la casa finca “ranchado” en que solo se iría con la modelo. De la propiedad habrían salido las dos mujeres en el vehículo. “Luego de que ya el carro había llegado, Allen me pidió disculpas. Dijo que estaba muy drogado y me insistió con el tema de la agencia de scorts. Laura se fue conmigo, pero vi que ella es una cómplice, porque primero se quiso ir a mi casa, como para saber dónde vivía, alegando que no tenía adónde ir y que tenía miedo. Pero sé que a la noche volvió a la finca. En el camino ella me metió mucho terror diciendo que Allen controlaba a la Policía y que se iba a tirar en mi carrera. Pero no me importó, yo estaba decidida a poner la denuncia”.
Desde el mismo sábado 17 Gabriela interpuso la denuncia por presunto abuso sexual ante la Fiscalía en el búnker de Caribe. Allí se activó el código fucsia que permitió recoger todo el material probatorio. Además, tuvo que pasar cinco días hospitalizada, incluso con tratamiento psicológico por el trauma del incidente.
Sin embargo, días después, por medio de mensajes que Allen le hacía llegar a través de su asistente, le dieron a entender que conocían gente al interior de las plataformas digitales para que le ayudaran a recuperar sus cuentas.
“Tuve que salir de la ciudad. Estando lejos decidí subir el video con mi denuncia, pero automáticamente me los tumbaban. Hoy sigue ese asedio, al parecer por hackers, tal vez pagados por él. El interés de silenciarme es que parece que el tema es mucho más grande que una violación.
A las denuncias de Marbella se han ido uniendo testimonios de otras personas que le muestran su solidaridad y que también cuentan sus impresiones del caso.