Mentiras verdaderas o verdaderas mentiras, no se sabe, porque desde el poder, con el poder y para el poder hay mentiras que son transformadas en verdades para que la ciudadanía crea plenamente que es así, que son verdades verdaderas. Pero también para el poder hay verdades que son convertidas en mentiras, según convenga, para que así mismo la ciudadanía confié plenamente en que tales verdades son mentiras, en lo cual son vitales los medios masivos de comunicación, debidamente controlados por el poder.
En un relato literario del siglo XV un autor, Luciano de Samosata, dice desde el comienzo que todo lo que va a contar son mentiras, que la única verdad consiste en que va a decir mentiras, de tal modo que la única y mejor verdad que sinceramente va a contar es que lo más verdadero es una gran mentira.
En todo y cualquier conflicto, como en el caso del conflicto armado interno en Colombia, la principal víctima es la verdad, cada una de las partes tiene su propia verdad que pretende entonces sea la única verdad verdadera. Cada una de las partes dice mentiras que busca convertir en verdades y así mismo busca que las verdades sean entendidas y aceptadas como mentiras.
En el proceso de Justicia Transicional que hace parte del proceso de paz en Colombia, que así mismo hace parte del post conflicto, la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición integran las garantías ciudadanas para las víctimas, ya sea que sean población civil o hagan parte de los actores en conflicto. De tal manera que la verdad es indisp ensable, ineludible, necesaria, impostergable e inevitable para la confiablidad, credibilidad y confianza en este proceso de justicia transicional.
Uno de los hechos más escabrosos, crueles, inhumanos, vergonzosos, graves y delicados en el transcurso del conflicto armado interno y social en Colombia es el de lo que se conoce comúnmente como los falsos positivos, que son crímenes de Estado, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, y que por lo tanto no prescriben e incluso pueden llegar a ser intervenidos por la Corte Penal Internacional si la impunidad buscar borrar de la memoria este hecho absolutamente grave, entre otras cosas porque involucra a agentes del Estado, que como tales tienen la responsabilidad misional e institucional de respetar y garantizar el sagrado derecho a la vida de la ciudadanía, como población civil que no participa, que no hace parte activa del desarrollo de las acciones militares entre las partes en conflicto, tal y cual lo establece el Derecho Internacional Humanitario.
Por eso es muy importante la reciente reunión del expresidente de la República, Alvaro Uribe Vélez, con el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux y los comisionados Lucía González y Leyner Palacios, para saber qué pasa con las mentiras verdaderas o con las verdaderas mentiras, porque la verdad es un derecho y como población civil tenemos derecho a la verdad.
Por: Emilio Coral