Han pasado más dos años desde que la pandemia ha estado afectando de muchas maneras nuestras vidas. Ante semejantes circunstancias algunas personas han manifestado capacidad de adaptación, calidad humana y solidaridad; mientras otras han mostrado mezquindad, egoísmo e irresponsabilidad. Bien lo dijo el Papa Francisco: De esta crisis saldremos mejores o peores, pero no iguales.
La constante aparición de nuevas variantes del virus Covid-19, suponen un mayor riesgo de contagio y una “cuarta ola”, que la estamos viviendo actualmente, nos desafían a mostrar más responsabilidad y una mayor solidaridad.
Mayor responsabilidad en el seguimiento de las medidas sanitarias y de bioseguridad, que nos permitan cuidar nuestra salud y de los demás. Se nos ofrece la opción de la vacuna, se nos da indicaciones de aforo, se nos pide el uso del tapabocas, gel y por supuesto el distanciamiento entre las personas, etc. En todo ello necesitamos mostrar más convicción y responsabilidad social.
Es de suma importancia que reconozcamos una vez más la ardua labor del personal de salud: Su entrega generosa en este tiempo de pandemia nos inspira y nos invita a una mayor solidaridad. Solidaridad con los más vulnerables, con las personas mayores que padecen aislamiento, con quienes no tienen a su alcance recursos médicos, con los que han perdido su trabajo, con los que pasan por una crisis familiar, con los que lloran la muerte de un ser querido… No olvidemos a estos hermanos que son los rostros de Cristo que sufre durante la pandemia, y que requiere de nuestro cuidado, ayuda y solidaridad.
Invitamos a la ciudadanía en general, en la medida de sus posibilidades, a dinamizar su labor de prevenir, acompañar y curar en medio de nuestra comunidad. Los exhortamos a establecer vínculos de colaboración entre las personas de buena voluntad.
Exhortamos al gobierno nacional, regional y local, así como a los organismos de salud del país, a un mayor diálogo con los profesionales de la salud y demás instancias competentes, que les permitan una toma de decisiones sabia y oportuna, que privilegie el cuidado de las personas por encima de intereses económicos o conveniencias políticas.
Pedimos no minimizar el riesgo de nuevas cepas o variantes del virus Covid-19, no desestimar medidas sanitarias y dar a la población información y orientación oportuna y clara.
Como Iglesia Católica nos comprometemos a seguir cuidando nuestros encuentros y espacios con responsabilidad, para que el cultivo de la espiritualidad y la práctica religiosa, tan necesaria en estos tiempos críticos, sea accesible y segura para todos.
Confiamos nuestro pueblo colombiano y el mundo entero a la Santísima Virgen María, para que su amor maternal nos inspire a la responsabilidad y nos alcance de Dios su auxilio y protección.
Por: Narciso Obando López, Pbro.

