La violencia que se agudizó en el municipio de El Peñol, Nariño, obligó a 210 familias indígenas y campesinas a desplazarse hacia Pasto, tras denunciar que un grupo armado ilegal está utilizando sus casas como puntos de apoyo en medio de los combates contra la Fuerza Pública.
Desde el lunes 1 de diciembre, alrededor de 400 personas permanecieron frente a la Gobernación de Nariño buscando atención inmediata. Finalmente fueron trasladadas al albergue El Buen Samaritano, en el corregimiento de Anganoy, donde lograron pasar la noche y encontrar un refugio temporal.
Las comunidades desplazadas provienen tanto del casco urbano como de las veredas La Cuchilla, Torrencial, Las Cochas y La Manga, las zonas más golpeadas por los recientes enfrentamientos.
“Somos escudos humanos”: denuncias desde el territorio
Edwin Chávez, gobernador del cabildo indígena de El Peñol, explicó que el desplazamiento masivo responde al recrudecimiento del conflicto entre el Ejército Nacional y el frente Franco Benavides, perteneciente a las disidencias de las Farc.
“El confinamiento es total. Por un lado, no hay reacción suficiente de las Fuerzas Armadas cuando se presentan los ataques; por el otro, los grupos armados usan nuestras casas como trincheras. Llevamos días soportando el fuego cruzado”, denunció el líder indígena.
A pesar de que el desplazamiento comenzó hace semanas, las familias aseguran que aún no han sido caracterizadas por las autoridades y no han recibido ayuda humanitaria. Critican también que la Gobernación no ha anunciado inversión social para atender la emergencia y que la Alcaldía municipal los ha dejado solos en plena crisis.
Chávez recordó que durante noviembre se presentaron hostigamientos los días 11, 17 y 21, en los que la comunidad quedó atrapada entre los dos bandos. “Estamos siendo instrumentalizados por los grupos ilegales y a la vez vivimos bajo militarización. Es un ambiente de miedo permanente”.
Piden cese al fuego y garantías de protección
Las comunidades solicitaron un cese al fuego bilateral durante las festividades de fin de año que les permita recuperar un mínimo de tranquilidad. “No queremos que El Peñol se convierta en otro municipio del norte de Nariño donde los armados ejercen control total”, señaló el dirigente indígena.
De acuerdo con varios líderes sociales, las disidencias buscan expandirse desde Cauca hacia los municipios de Leiva, Cumbitara, Policarpa, El Rosario, Los Andes y ahora El Peñol. “Vienen tomando control territorial y no podemos perder nuestro territorio ancestral”, afirmó Chávez.
El líder cuestionó la falta de inversión departamental. “El gobernador habla de paz, pero nuestro municipio no ha recibido ninguna acción concreta”, añadió. Anunció además que este martes sostendrá una mesa de trabajo con el mandatario seccional para exigir garantías de seguridad para los pueblos indígenas del territorio Quillasinga.
“Nos ponen en medio del fuego”: riesgo para las comunidades
El vocero insistió en que la población local está siendo utilizada como escudo humano y refugio por los grupos armados. “A nosotros es a quienes buscan, a quienes instrumentalizan. Solo queremos preservar nuestros usos y costumbres y proteger nuestra tierra”.
Chávez afirmó que incluso líderes como él son ahora objetivo militar. “Salir a declarar ya genera miedo. Por eso pedimos que todo sea de manera colectiva; no queremos que denuncias individuales pongan en riesgo a más personas”.
Respuesta oficial
El secretario de Gobierno de Nariño, Fredy Gámez, confirmó que las familias llegaron a Pasto en condición de desplazamiento forzado. Señaló que es el municipio de Pasto el encargado de activar la atención humanitaria y convocar un Consejo Municipal de Justicia Transicional para garantizar un eventual retorno seguro.
“La Gobernación mantiene su compromiso de articulación con la Fuerza Pública y las instituciones para obtener la información necesaria y acompañar el proceso”, afirmó el funcionario.

