La fuerte ola invernal que azota la Costa Pacífica nariñense sigue causando estragos, dejando a miles de familias en estado de emergencia. Las intensas lluvias han provocado el aumento del caudal de los ríos, ocasionando inundaciones que han devastado viviendas, comercios y espacios comunitarios.
El desbordamiento del río Caunapí ha sido el principal causante de la emergencia, afectando gravemente al Consejo Comunitario Amigos de la Espriella, ubicado en el kilómetro 47 de la vía Tumaco-Pasto. Más de 3.000 habitantes han resultado damnificados por el fenómeno natural, que ha destruido enseres y bienes esenciales para la comunidad.
Cifras
Las cifras son alarmantes. En el casco urbano, 300 familias han sufrido las consecuencias de las inundaciones, mientras que en la zona rural el impacto ha sido aún mayor, con 400 familias afectadas. Muchas viviendas han quedado completamente sumergidas bajo el agua, mientras que otras han sufrido daños estructurales irreparables.
Las imágenes que deja el desastre son devastadoras, con casas sumergidas hasta el techo, vehículos atrapados en el lodo, negocios con pérdidas totales y familias desplazadas que, en medio de la emergencia, han tenido que usar canoas para trasladarse a lugares más seguros.
El sector educativo, religioso y de salud también ha resultado gravemente afectado. Varias escuelas han quedado inhabilitadas por las inundaciones, impidiendo el normal desarrollo de las clases. La iglesia y los centros de salud del sector también han sufrido daños considerables, limitando aún más la atención a los damnificados.
Esfuerzos
Ante la magnitud de la emergencia, los habitantes han redoblado esfuerzos para rescatar lo poco que han podido salvar. Muchas familias han trabajado sin descanso para resguardar sus pertenencias y animales, pero la fuerza del agua ha hecho que la tarea sea casi imposible.
Los líderes comunales han hecho un llamado urgente al Gobierno Nacional y departamental para que brinden asistencia inmediata a la comunidad afectada. Se requiere con urgencia ayuda humanitaria, albergues temporales, alimentos y agua potable, así como un plan de contingencia para mitigar el impacto del desastre.
Panorama

El representante legal del Consejo Comunitario, Jerferson Abraham Segura, expresó su preocupación por la gravedad de la situación. “Nunca antes habíamos visto algo así. El nivel del río sobrepasó los límites. El agua llegó hasta el segundo piso de las casas y, en aquellas de un solo piso, alcanzó los techos”, comentó.
El panorama en la zona es desolador. Los rostros de los damnificados reflejan tristeza e impotencia ante la pérdida de sus bienes y la incertidumbre de no saber cuándo recibirán ayuda.
Las comunidades afectadas esperan una pronta respuesta de las autoridades para poder reconstruir sus vidas y superar las dificultades que ha traído consigo la ola invernal. Mientras tanto, siguen luchando con valentía para hacer frente a esta crisis, demostrando una vez más su resiliencia ante las adversidades.

