Luis Díaz, la estrella de la Selección Colombia, enfrentó no solo el desafío de representar a su país en los cruciales partidos contra Brasil y Paraguay por las Eliminatorias al Mundial 2026, sino también la angustia de los días sin sueño, la incertidumbre y el miedo por el secuestro de su padre.
El futbolista, conocido como ‘Mane’ Díaz, demostró una fortaleza admirable al sobreponerse a la difícil situación, incluso jugando con el Liverpool mientras su padre permanecía en manos de la guerrilla del ELN. La noticia de la liberación de su padre, el pasado viernes en Valledupar, marcó un giro radical en la vida de Díaz, convirtiendo su participación en los partidos en una experiencia emocionalmente intensa.
Reencuentro
Los días y noches de incertidumbre llegaron a su fin cuando Luis Díaz aterrizó en Colombia. Su rostro reflejaba una mezcla de felicidad y alivio al encontrarse con su padre, quien estuvo secuestrado durante 13 angustiosos días. En una escena emotiva, el futbolista se acercó a su padre visiblemente emocionado, mientras doña Cilenis Marulanda, la esposa de Díaz, y Roma, su hija, se unían al reencuentro familiar.
El padre de ‘Mane’, que esperó pacientemente, finalmente pudo abrazar a su hijo, marcando el fin de una dolorosa experiencia. La familia Díaz expresó su agradecimiento a Dios y a todos los que contribuyeron a la liberación del patriarca familiar. Ahora, Luis Díaz lleva consigo no solo la camiseta de la Selección Colombia, sino también la victoria personal de reunirse con su familia tras superar un desafío que va más allá de las canchas de fútbol.