Aníbal Arevalo

Luis Delfín Insuasty Rodríguez, creador de los Inem

Por: Aníbal Arévalo Rosero

Hablar de Luis Delfín Insuasty Rodríguez amerita una gran responsabilidad, puesto que la figura tan alta en la cual se constituye hoy por hoy por su amplio legado para nuestro país y el mundo es de gran significancia para muchas generaciones de las que se beneficiaron con su apuesta pedagógica. El doctor Luis Delfín Insuasty Rodríguez sembró una semilla en tiempos de mucha fertilidad, y quienes recogen y saborean los frutos maduros son las juventudes que se beneficiaron con sus sabias enseñanzas.

Siendo de origen humilde, se desempeñó en todos los niveles de la educación y se educó en varias universidades obteniendo los máximos títulos y los mayores honores. Supo interpretar las necesidades y el contexto del momento en Latinoamérica. La década del sesenta vivía una gran convulsión motivada por los movimientos que se suscitaron en todo el continente oponiéndose a la intervención de los Estados Unidos en la Guerra del Vietnam, y que por supuesto el sentimiento antiyanqui salía a relucir a flor de piel.

Pero también, se vivía n gran fervor que motivaba al fortalecimiento de las ideologías izquierdistas y la creación de grupos insurgentes armados en la mayoría de países del continente a raíz de un gran fervor que se vivía con el triunfo de la Revolución Cubana, con Fidel Castro a la cabeza, lo que haría que se geste una gran inestabilidad continental. Y es el tiempo propicio para que el muy querido y carismático presidente de los Estados Unidos de América, John Fitzgerald Kennedy, un exmilitar que adquirió fama por su hazaña castrense, formulara el plan Alianza para el Progreso, un programa de ayuda económica y social entre los cuales sus componentes más importantes es la educación y la vivienda.

Interpretando las condiciones de la década convulsionada, el doctor Luis Delfín Insuasty Rodríguez formula un plan de educación, el más revolucionario para la época, atendiendo las necesidades de darle oportunidades laborales a la población colombiana con una capacitación idónea que le permita a los jóvenes desempeñarse en la vida laboral y también tener la opción de continuar con estudios superiores. Gestó la filosofía del sistema Inem (Instituto Nacional de Educación Media Diversificada), unos institutos que se crearían en las ciudades capitales de departamento con una infraestructura agradable y una metodología que impulsaría un modelo novedoso para ese tiempo como la coeducación, en la cual el educando interactuaba con sus pares para obtener sus propias conclusiones luego de debates y empleo del método científico. En este caso el docente actuaba como orientador, mas no como el que dictaba la clase magistral.

Otro de los elementos que introduce el doctor Insuasty es la autonomía en el aprendizaje en los cuales es el educando el que se apropia de los saberes que le son más útiles para su vida, haciendo una pedagogía pragmática. Lo novedoso de los de los Inem era que el estudiante tenía que actuar con gran responsabilidad porque las clases no se hacían en el mismo salón, sino que tenía que cambiar, para ello había aulas y talleres especializados con una magnífica dotación, importada desde los Estados Unidos y con una aulas iluminadas y ventiladas que hacían mucho más agradable recibir las clases.

Se crearon 21 institutos en el país con una acogida excepcional y con unos resultados que se vieron en el fomento del empleo y el emprendimiento. Es común ver a los egresados del Inem que montaron sus talleres de electricidad o tecno mecánica; profesionales de las finanzas o en la agroindustria o como profesionales en cuanta área del saber se ofrece en las universidades. El Inem ha venido con su oferta académica en las ramas de Industrial con tecno mecánica y electricidad; Promoción social con la modalidad de Comunidad; Comercio con contabilidad y secretariado; agropecuaria con zootecnia y agrícola y Académico con Ciencias y Humanidades. Con el tiempo estos enfoques se fueron modificando.

Con la reforma educativa del la Ley 715 los Inem fueron condenados a desaparecer y a convertirse en un colegio más al territorializarse la educación y cargarle la responsabilidad a las gobernaciones y los municipios. Los docentes exclusivos de los Inem fueron desapareciendo y el presupuesto para mantener las especialidades desapareció. Subsisten unas máquinas obsoletas que ya no prestan ningún oficio ni beneficio.

Esos alcances obtenidos con la creación de los Inem en Colombia, en una época convulsionada, merecen la atención del gobierno progresista de Gustavo Petro y de los mandatarios regionales.