Carlos Santa María

Luis Alfonso Escobar: los cinco desafíos

El gobernador electo de Nariño, Luis Alfonso Escobar, llega a ese cargo de honor con una de las más altas votaciones y, por tanto, con una inmensa mayoría del pueblo nariñense confiando que hará de la región un espacio de desarrollo real para beneficio colectivo.

Hay cinco puntos fundamentales que el burgomaestre podría realizar con decisiones ejecutivas inteligentes que proporcionarían organización al proyecto departamental.

Uno, valorar y sostener el equipo electoral que logró una elección de alto nivel, con el fin de aprovechar los talentos que permitieron obtener una victoria que parecía inalcanzable en determinado momento.

Dos, impedir que en el trabajo gubernamental se infiltren intenciones burocráticas extremas y personas tóxicas que debiliten el futuro de la propuesta, estableciendo límites estrictos y una visión estratégica sin renuncia.

Tres, pensar en un proyecto político a largo plazo conformado por una fuerza renovadora que sostenga a la justeza social como su estandarte, junto con un cumplimiento riguroso de lo prometido. Implica pensadores con comprensión política y criterios de eticidad.

Cuarto, concretar claramente en este periodo  una reunión con el gobierno nacional, en pleno de ser posible, para que el día de la posesión se entregue a Nariño por escrito los compromisos de Gustavo Petro con el Departamento.

Para ello, es fundamental manifestar la potencialidad autónoma que se posee: deseo de crecer efectivamente, océano, frontera internacional, límites con Colombia a través de la Panamericana, exigencia de apoyo verdadero, superando la creencia de que apoyar un proceso significa estar atado por siempre, aunque se deje de lado el acompañamiento. Esto no será así ahora si hay una firme posición independiente del gobernador y su equipo directivo.

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Quinto, desde ya fijar como regla imprescindible la evaluación mensual de la marcha administrativa con el fin de mantener el rumbo exacto de bienestar y responder a la esperanza de cientos de miles de nariñenses, familias, niñez.

Aquí hay un voto rebelde que castiga la falsedad y premia la verdad, axioma que jamás se debe perder a través de cumplir la palabra empeñada.