Por: Jaime Goyes Andrade
Hace unos días leí este texto sobre las personas ‘chismosas’ que les encanta andar hablando de los demás, sin saber si es verdad o no lo que dicen, solo lo hacen con el fin de dañar la reputación o el buen nombre de los otros.
“En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día llegó alguien a encontrarse con el gran filósofo y le dijo: ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, – respondió Sócrates – antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.
– ¿Los tres tamices? Respondió. – Sí,- continuó Sócrates – antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir.
Lo llamo el test de los tres tamices. El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad? – No, sólo lo escuché. Muy bien. Así que no sabes si es verdad.
Continuamos con el segundo tamiz, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno? – ¡Ah, no! Por el contrario. – Entonces,- cuestionó Sócrates – quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas.
Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo? – No, en serio.
Entonces,- concluyó Sócrates – lo que ibas contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?”
Muy buena esta enseñanza, eso es lo que todos debemos hacer cuando alguien quiera contarnos algo de alguno de nuestros amigos, pareja o familiar.
Hay que hacerles entender a esos ‘chismosos’ que si no piensan decirnos algo verídico, que sea bueno o productivo, mejor que se queden calladitos.
Sin duda, esa clase de personas no pueden soportar que a otro le esté yendo bien, que tenga un buen trabajo, una pareja estable, una linda familia, la envidia los carcome y al ver que no pueden superar a esa persona, no les queda más que criticar y tratar de dañar a través de mentiras.
La tarea es nuestra, de saber detectar a esa clase de ‘mala gente’ y alejarlos de nuestras vidas, esas personas solo transmiten malas energías. Hay que saber rodearse de gente bien que se alegre de tus logros y comparta contigo la felicidad. En pocas palabras, ‘lo que no sirve, que no estorbe’.
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