Monseñor Juan Carlos Cardenas

Los pobres: una prioridad ética

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro

Con el lema «Jesucristo se hizo pobre por ustedes» (Cf., 2Co 8,9), el santo padre explica su propósito para este año para la Jornada Mundial de los Pobres: «una sana provocación para ayudarnos a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y sobre tantas pobrezas del momento presente».

Teniendo presente el escenario actual de la guerra en Ucrania que, sumado a conflictos regionales y otras realidades que han agravado las condiciones económicas de los países y, consecuentemente, de las personas, el Papa invita a poner la mirada más allá de las discusiones acerca de geopolítica; invita a poner en el centro a las personas, especialmente las más vulneradas con la actual realidad de crisis global. Sobre el particular, el Santo Padre dice: «¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles».

Considerando este contexto, el Papa se inspira en el ejemplo de Jesús que se comprometió con las miserias humanas; y recordando a las primeras comunidades cristianas que «cada primer día de la semana recogían lo que habían logrado ahorrar y todos eran muy generosos», nos anima a continuar hoy con este fuerte sentido de caridad y solidaridad con los más necesitados, particularmente con quienes han debido dejar su tierra por causa de las violencias.

Sabemos muy bien que nuestro país no es la excepción. Es uno de los países que más ha generado desplazamiento interno en el mundo por los conflictos. Seguramente entre nuestros vecinos conocemos familias que viven ese drama. Pues hoy es un día en que, respondiendo a esta llamada del Papa Francisco, podemos tener gestos concretos con esos tipos de familias. Lo podemos hacer por medio de las parroquias, de la pastoral social diocesana, del banco de alimentos.

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El Papa es bien directo: «Frente a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar a nadie». Y con la consigna de que «nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social», nos motiva a salir de la indiferencia.

«La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos», agrega el Santo Padre. Nos llama a la toma de conciencia y a no quedarnos en buenas intenciones. En cambio, nos invita a ser pobres por elección, de los que no se liberan del egoísmo y se comprometen con los más débiles. No dejemos pasar este día para aceptar este llamado. Ayudemos también a los damnificados por la ola invernal en nuestra región.