Nadie desconoce el poder de los insumos en el crecimiento de las plantas, pero grave que haya llegado una época en la que estas sustancias por el alto costo estén induciendo a los labriegos a abandonar la agricultura porque ya no aguantan más seguir siendo esclavos de las pretensiones económicas en empresas fabricantes.
Eso argumentan las comunidades dedicadas al agro e intuyen que existe el latente riesgo de que la gente deje el campo decepcionada de tanta dificultad y tanto maltrato a la madre tierra cuando debería ser lo contrario, cuidarla y protegerla de las inclemencias del cambio climático, tema del que todos comentan, pero nadie se preocupa detener su catastrófica acción.
Cuánto añoran los campesinos nariñenses vivir aquellos tiempos cuando ni siquiera se pensaba en que los cultivos requerían abonos, fungicidas, fertilizantes etc. Era una época de naturaleza generosa y abundante. Por eso con sobrada razón ellos dejaban sus sementeras a la buena de Dios.
Desafortunadamente por la mano destructora del hombre, poco a poco la vegetación ha ido perdiendo su verdor, las fuentes hídricas que surtían copiosamente los campos, han disminuido su caudal y si no se toman urgentes medidas de protección y conservación pronto se perderán. Pero aun así estos territorios de zonas tropicales siguen siendo prolíficos en la producción agrícola.
«Una manera de ayudar al campesino para que nunca abandone su labor es darle el asesoramiento que permita elaborar desde sus regiones».
Sin embargo, la tierra cansada y gastada en el proceso siembre-cosecha, desde los últimos 20 años ha necesitado de diferentes tipos de insumos, contra las plagas, para una mayor mejor producción y para robustecerse, pero desde que se dijo insumos, los precios se han elevado tan exageradamente que los agricultores ya no pueden comprarlos.
Para ellos el ejercicio matemático de inversión en plantaciones de café, caña, papa, trigo, cebada, frutales y otros resulta inversamente proporcional a la venta del producto. Esto es mientras más alta inversión en insumos, más cuantiosas son las pérdidas. Esto mantiene desconcertados a campesinos y agricultores que por ningún lado miran la participación del gobierno.
En los foros se habla de gran apoyo al campo, pero nadie menciona los insumos. Entonces, una manera justa y oportuna de ayudar al campesino para que nunca abandone su labor y pueda seguir abasteciendo la canasta familiar y los mercados, es de proponerse a nivel de congreso para darle el aval, las herramientas y el asesoramiento que permita elaborar desde sus regiones estos elementos.
Por: Sofonías Rodríguez M.

